A Carles Porta saltó se le empezó a conocer en esto de la literatura cuando publicó Tor: tretze cases i tres morts en la editorial La Campana. Más tarde Anagrama lo tradujo al castellano bajo el título Tor: la montaña maldita.
Carles Porta subió a la montaña de Tor para hacer un reportaje encargado por Televisión de Cataluña sobre unos asesinatos que hubo años atrás. Al llegar a esa zona de los Pirineos catalanes, se encontró con una realidad chocante: una sorprendente historia sobre la propiedad de la montaña en un pueblo de sólo trece casas sin corriente eléctrica ni suministro de agua; un proyecto entre manos para hacer una pista de esquí en Tor y gente que está dispuesta a lo que sea para impedirlo; personas que se sienten todavía en peligro por posibles nuevos ataques; habitantes de Tor que lo amenazan si sigue investigando; muchos posibles sospechosos; detenidos que defienden su inocencia; testigos de cargo que no son considerados válidos; contrabandistas que deben negociar un peaje al pasar por Tor… Trece casas, tres muertos, muchos sospechosos y ningún culpable.
Carles Porta subió con el ánimo de hacer un reportaje para televisión y acabó implicándose tanto que no quería marcharse sin descubrir quién era el asesino del viejo Sansa. Después de emitir el reportaje, tenía tanto material acumulado, que decidió escribir este libro que tantos quebraderos de cabeza le ha dado.
Manel Haro. Barcelona
¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre lo ocurrido en la montaña de Tor?
Yo creo que todos los periodistas quieren escribir un libro un día u otro. A mí me pasaba eso desde hacía unos años. En el caso de Tor, tenía una cantidad de información tremenda y me pareció que era un buen tema para hacer un libro. Siempre lo había intentado, lo que pasa que me costaba. Hace unos años me presenté al Premio Lleida de Narrativa, en el que te dan 12.000 euros para escribir un libro, es un incentivo para la creación. Te obligan a escribirlo en un año, sino tienes que devolver la subvención. Eso fue lo que acabó de empujarme a ponerme. Gracias al premio me puse a escribir y tuve la suerte de encontrar el hilo y hacerlo.
¿Dudó entre hacer una novela de misterio o escribir un reportaje?
Sí, piensa que escribir una cosa con nombres reales siempre es muy complicado y ahora ya te lo puedo garantizar totalmente. A mí me pareció que había suficientes elementos como para hacer una novela, que es un género que a priori es más apreciado por todos, lectores y crítica, lo que pasa es que cuando hablé con la editora, Isabel Martí, y con mi agente, Gloria Gutiérrez, consideraron que había tantos elementos reales tan potentes, que era una lástima ficcionarlo. Como estaba todo contrastado y había un trabajo periodístico sólido detrás, decidimos dejarlo como estaba, como una novela de no ficción.
¿Cuando dice que es complicado escribir los nombres reales de las personas y que ahora puede garantizarlo totalmente, se refieres a que tras escribir la novela, ha tenido problemas con alguno de los protagonistas?
He tenido todo tipo de problemas, desde amenazas que todavía se producen dos años después de salir el libro hasta los personajes reales que salen en la tele diciendo que todo es mentira. A esos personajes les preguntas qué es mentira y ellos dicen que da igual, que todo es mentira y ya está. Es gente que está viva y tiene todo el derecho de expresar lo que piensa y siente. También te encuentras con querellas que no han prosperado por suerte y porque el libro está bien hecho, supongo (risas). Y después ocurre en positivo que la gente puede ir al lugar de los hechos y hablar con los personajes, que están vivos. En negativo pasan cosas surrealistas, como personas que me piden que interceda por ellos ante otros miembros de la familia con los que no se hablan o especuladores inmobiliarios que se piensan que puedo hacerles de mediador con la venta de la montaña de Tor. Eso en una novela no pasa.
¿Hay muchos lectores que se hayan desplazado a Tor tras leer el libro?
Miles de lectores. Muchísima gente ha ido. Tor se ha convertido en uno de los lugares más visitados del Pirineo en estos dos últimos años.
¿Le ha resultado complicado no posicionarse en el libro en relación a quien cree que es el asesino de Sansa?
Claro, ha costado mucho. Además de una historia muy apasionante, yo soy muy apasionado. Cuando entras en un caso como este, entras con cierta voluntad de resolverlo. Por lo tanto, tienes cierta tendencia a posicionarte, pero yo creía y sigo pensándolo que mi posición era la de narrador y observador, en primera persona, pero solo la de narrador. Dejar que la historia y la relación entre los personajes llevaran al lector a su propia conclusión. Ha costado mantenerse frío; a pesar de ello, hay una serie de indicios que permiten que el lector intuya que hay personajes a los que les tengo cariño y hay otros a los que no.
Antonio Gil dijo haber presenciado el asesinato, pero finalmente no se le considera un testigo fiable en su declaración. Este personaje es más clave de lo que parece en toda esta historia.
Tienes toda la razón (risas). Yo tengo más elementos, pero no los he podido poner en el libro porque hay un momento en que yo debía decidir si hacía un libro para el placer del lector o iba a intentar descubrir un asesinato. Entre la prueba periodística y la prueba judicial o policial hay una distancia muy grande, aunque hoy, mediáticamente, no lo parezca. Una cosa es lo que a mí, como periodista, me pueda declarar un ganadero del Pallars y otra muy diferente es que eso pueda considerarse como prueba contundente por parte de un fiscal o de un juez. En este caso yo creo que el señor Antonio Gil José o vio el asesinato o lo vivió. A partir de aquí que cada uno entienda lo que estoy diciendo, yo no voy más allá. Es un personaje clave, sí.
Y al final no se le tuvo en cuenta…
Es evidente que hay un hecho que se pasó por alto y es que la instrucción fue penosa. Teniendo un testigo de cargo, alguien que afirma que ha presenciado el asesinato, cómo es posible que ni la guardia civil, ni ningún abogado, ni la fiscalía no contraste este testimonio. Hasta el punto que el día del juicio la defensa de los detenidos ridiculiza el testigo y la instrucción. Después nadie ha querido recuperar nada de este caso, la familia del muerto porque está muy dispersa y la fiscalía porque tiene otro trabajo y alrededor del crimen no hay alarma social ni presión mediática.
Tanto en el libro como en el reportaje que se emitió en televisión dice Antonio Gil José que sabe algo más, pero que sólo lo diría delante de un juez. ¿Llegó a decirle algo que no sepamos los lectores o los espectadores del reportaje?
Yo tengo mucha más información, pero no la puse en el libro porque llega un momento que no puedes poner solamente indicios. Lo que hay en el libro va a misa y está enormemente demostrado. Luego hay una serie de información que yo tengo que no me pareció apropiado poner en el libro porque hubiese pasado a ser una acusación que no me corresponde a mí. Yo lo he puesto en conocimiento del fiscal y de la acusación particular y corresponde a los Mossos, a los jueces y a la familia continuar con todo esto. Yo ya hice todo lo que tenía que hacer.
¿En qué momento decide que ya tienes suficiente y que ya no vas a investigar más?
Cuando decidí escribir el libro, debía poner un punto y final. Hay un elemento en contra cuando se decide escribir un libro de este tipo y es que todavía me llama gente para explicarme cosas sobre Tor, cuando voy a dar charlas, aparecen otros testigos. Podría estar eternamente investigando, pero llegó un punto en que tuve que decir basta. Lo decidí cuando acabé el libro. Si aparecían más cosas, perfecto, pero yo no iba a investigar más. Eso fue en 2003 ó 2004, pero luego recogí más información como para escribir otro libro.
Vaya, ¿y no habrá una segunda parte?
Piensa que todavía los ánimos están muy calientes, la última sentencia todavía no se ha ejecutado y algunos protagonistas están muy soliviantados con la humanidad y especialmente conmigo. Nadie se ha quejado del contenido del libro, pero muchos se quejan de mí porque dicen que me estoy forrando a costa de esta historia.
Otra cosa que llama la atención es su relación con los personajes. Por ejemplo con Palanca, un vecino de Tor y enemigo de Sansa.
Yo a Palanca lo quiero mucho, sobre todo porque lo entiendo. No comparto cómo va por el mundo ni cómo se comporta, pero entiendo al personaje. Una cosa que no ha trascendido en el libro y que ahora ya puedo explicar después del tiempo que ha pasado, es que yo he solucionado muchos problemas a Palanca, desde burocráticos hasta personales. Palanca encontró un hombre muerto por allí arriba y me llamó a mí antes que a los Mossos. Palanca, además, fue el principal distribuidor del libro en el Pirineo. Él compraba libros a precio de distribuidor y él mismo los llevaba a los bares y a las zonas de allí arriba.
Supongo que ya no tienes relación con otros personajes, como con Ruben Castañer.
Ruben me llama cada quince días (risas). Ellos no cambian de carácter, es algo que la gente debería tener muy presente. Si alguien viene conmigo a ver a Palanca, lo primero que le diría este señor sería insultarlo, luego ya estaría tomando una cerveza con él, después almorzando y finalmente Palanca le pediría ayuda porque se siente solo. Con Ruben Castañer ocurre algo parecido, que sabe que lo que dice el libro es verdad, pero no le gusta. Ahora con Ruben hay muy buena relación, pero antes estaba muy enfadado porque decía que lo dejaba muy mal.
Por lo que veo, ha dejado de investigar, pero no ha sacado a Tor de tu vida.
No, es un problema que ahora llevo con cierta serenidad. Soy yo quien se ha buscado esta historia y soy yo el que debe bailar la música que toque. No he conseguido sacarlo de mi vida ni creo que lo consiga ya nunca más porque parece que todavía crece.
¿En qué anda ahora?
Ahora estoy investigando el crimen de Fago. Cada sábado subo a hablar con Santiago Mainar. A ver qué ocurre...
Carles Porta subió a la montaña de Tor para hacer un reportaje encargado por Televisión de Cataluña sobre unos asesinatos que hubo años atrás. Al llegar a esa zona de los Pirineos catalanes, se encontró con una realidad chocante: una sorprendente historia sobre la propiedad de la montaña en un pueblo de sólo trece casas sin corriente eléctrica ni suministro de agua; un proyecto entre manos para hacer una pista de esquí en Tor y gente que está dispuesta a lo que sea para impedirlo; personas que se sienten todavía en peligro por posibles nuevos ataques; habitantes de Tor que lo amenazan si sigue investigando; muchos posibles sospechosos; detenidos que defienden su inocencia; testigos de cargo que no son considerados válidos; contrabandistas que deben negociar un peaje al pasar por Tor… Trece casas, tres muertos, muchos sospechosos y ningún culpable.
Carles Porta subió con el ánimo de hacer un reportaje para televisión y acabó implicándose tanto que no quería marcharse sin descubrir quién era el asesino del viejo Sansa. Después de emitir el reportaje, tenía tanto material acumulado, que decidió escribir este libro que tantos quebraderos de cabeza le ha dado.
Manel Haro. Barcelona
¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre lo ocurrido en la montaña de Tor?
Yo creo que todos los periodistas quieren escribir un libro un día u otro. A mí me pasaba eso desde hacía unos años. En el caso de Tor, tenía una cantidad de información tremenda y me pareció que era un buen tema para hacer un libro. Siempre lo había intentado, lo que pasa que me costaba. Hace unos años me presenté al Premio Lleida de Narrativa, en el que te dan 12.000 euros para escribir un libro, es un incentivo para la creación. Te obligan a escribirlo en un año, sino tienes que devolver la subvención. Eso fue lo que acabó de empujarme a ponerme. Gracias al premio me puse a escribir y tuve la suerte de encontrar el hilo y hacerlo.
¿Dudó entre hacer una novela de misterio o escribir un reportaje?
Sí, piensa que escribir una cosa con nombres reales siempre es muy complicado y ahora ya te lo puedo garantizar totalmente. A mí me pareció que había suficientes elementos como para hacer una novela, que es un género que a priori es más apreciado por todos, lectores y crítica, lo que pasa es que cuando hablé con la editora, Isabel Martí, y con mi agente, Gloria Gutiérrez, consideraron que había tantos elementos reales tan potentes, que era una lástima ficcionarlo. Como estaba todo contrastado y había un trabajo periodístico sólido detrás, decidimos dejarlo como estaba, como una novela de no ficción.
¿Cuando dice que es complicado escribir los nombres reales de las personas y que ahora puede garantizarlo totalmente, se refieres a que tras escribir la novela, ha tenido problemas con alguno de los protagonistas?
He tenido todo tipo de problemas, desde amenazas que todavía se producen dos años después de salir el libro hasta los personajes reales que salen en la tele diciendo que todo es mentira. A esos personajes les preguntas qué es mentira y ellos dicen que da igual, que todo es mentira y ya está. Es gente que está viva y tiene todo el derecho de expresar lo que piensa y siente. También te encuentras con querellas que no han prosperado por suerte y porque el libro está bien hecho, supongo (risas). Y después ocurre en positivo que la gente puede ir al lugar de los hechos y hablar con los personajes, que están vivos. En negativo pasan cosas surrealistas, como personas que me piden que interceda por ellos ante otros miembros de la familia con los que no se hablan o especuladores inmobiliarios que se piensan que puedo hacerles de mediador con la venta de la montaña de Tor. Eso en una novela no pasa.
¿Hay muchos lectores que se hayan desplazado a Tor tras leer el libro?
Miles de lectores. Muchísima gente ha ido. Tor se ha convertido en uno de los lugares más visitados del Pirineo en estos dos últimos años.
¿Le ha resultado complicado no posicionarse en el libro en relación a quien cree que es el asesino de Sansa?
Claro, ha costado mucho. Además de una historia muy apasionante, yo soy muy apasionado. Cuando entras en un caso como este, entras con cierta voluntad de resolverlo. Por lo tanto, tienes cierta tendencia a posicionarte, pero yo creía y sigo pensándolo que mi posición era la de narrador y observador, en primera persona, pero solo la de narrador. Dejar que la historia y la relación entre los personajes llevaran al lector a su propia conclusión. Ha costado mantenerse frío; a pesar de ello, hay una serie de indicios que permiten que el lector intuya que hay personajes a los que les tengo cariño y hay otros a los que no.
Antonio Gil dijo haber presenciado el asesinato, pero finalmente no se le considera un testigo fiable en su declaración. Este personaje es más clave de lo que parece en toda esta historia.
Tienes toda la razón (risas). Yo tengo más elementos, pero no los he podido poner en el libro porque hay un momento en que yo debía decidir si hacía un libro para el placer del lector o iba a intentar descubrir un asesinato. Entre la prueba periodística y la prueba judicial o policial hay una distancia muy grande, aunque hoy, mediáticamente, no lo parezca. Una cosa es lo que a mí, como periodista, me pueda declarar un ganadero del Pallars y otra muy diferente es que eso pueda considerarse como prueba contundente por parte de un fiscal o de un juez. En este caso yo creo que el señor Antonio Gil José o vio el asesinato o lo vivió. A partir de aquí que cada uno entienda lo que estoy diciendo, yo no voy más allá. Es un personaje clave, sí.
Y al final no se le tuvo en cuenta…
Es evidente que hay un hecho que se pasó por alto y es que la instrucción fue penosa. Teniendo un testigo de cargo, alguien que afirma que ha presenciado el asesinato, cómo es posible que ni la guardia civil, ni ningún abogado, ni la fiscalía no contraste este testimonio. Hasta el punto que el día del juicio la defensa de los detenidos ridiculiza el testigo y la instrucción. Después nadie ha querido recuperar nada de este caso, la familia del muerto porque está muy dispersa y la fiscalía porque tiene otro trabajo y alrededor del crimen no hay alarma social ni presión mediática.
Tanto en el libro como en el reportaje que se emitió en televisión dice Antonio Gil José que sabe algo más, pero que sólo lo diría delante de un juez. ¿Llegó a decirle algo que no sepamos los lectores o los espectadores del reportaje?
Yo tengo mucha más información, pero no la puse en el libro porque llega un momento que no puedes poner solamente indicios. Lo que hay en el libro va a misa y está enormemente demostrado. Luego hay una serie de información que yo tengo que no me pareció apropiado poner en el libro porque hubiese pasado a ser una acusación que no me corresponde a mí. Yo lo he puesto en conocimiento del fiscal y de la acusación particular y corresponde a los Mossos, a los jueces y a la familia continuar con todo esto. Yo ya hice todo lo que tenía que hacer.
¿En qué momento decide que ya tienes suficiente y que ya no vas a investigar más?
Cuando decidí escribir el libro, debía poner un punto y final. Hay un elemento en contra cuando se decide escribir un libro de este tipo y es que todavía me llama gente para explicarme cosas sobre Tor, cuando voy a dar charlas, aparecen otros testigos. Podría estar eternamente investigando, pero llegó un punto en que tuve que decir basta. Lo decidí cuando acabé el libro. Si aparecían más cosas, perfecto, pero yo no iba a investigar más. Eso fue en 2003 ó 2004, pero luego recogí más información como para escribir otro libro.
Vaya, ¿y no habrá una segunda parte?
Piensa que todavía los ánimos están muy calientes, la última sentencia todavía no se ha ejecutado y algunos protagonistas están muy soliviantados con la humanidad y especialmente conmigo. Nadie se ha quejado del contenido del libro, pero muchos se quejan de mí porque dicen que me estoy forrando a costa de esta historia.
Otra cosa que llama la atención es su relación con los personajes. Por ejemplo con Palanca, un vecino de Tor y enemigo de Sansa.
Yo a Palanca lo quiero mucho, sobre todo porque lo entiendo. No comparto cómo va por el mundo ni cómo se comporta, pero entiendo al personaje. Una cosa que no ha trascendido en el libro y que ahora ya puedo explicar después del tiempo que ha pasado, es que yo he solucionado muchos problemas a Palanca, desde burocráticos hasta personales. Palanca encontró un hombre muerto por allí arriba y me llamó a mí antes que a los Mossos. Palanca, además, fue el principal distribuidor del libro en el Pirineo. Él compraba libros a precio de distribuidor y él mismo los llevaba a los bares y a las zonas de allí arriba.
Supongo que ya no tienes relación con otros personajes, como con Ruben Castañer.
Ruben me llama cada quince días (risas). Ellos no cambian de carácter, es algo que la gente debería tener muy presente. Si alguien viene conmigo a ver a Palanca, lo primero que le diría este señor sería insultarlo, luego ya estaría tomando una cerveza con él, después almorzando y finalmente Palanca le pediría ayuda porque se siente solo. Con Ruben Castañer ocurre algo parecido, que sabe que lo que dice el libro es verdad, pero no le gusta. Ahora con Ruben hay muy buena relación, pero antes estaba muy enfadado porque decía que lo dejaba muy mal.
Por lo que veo, ha dejado de investigar, pero no ha sacado a Tor de tu vida.
No, es un problema que ahora llevo con cierta serenidad. Soy yo quien se ha buscado esta historia y soy yo el que debe bailar la música que toque. No he conseguido sacarlo de mi vida ni creo que lo consiga ya nunca más porque parece que todavía crece.
¿En qué anda ahora?
Ahora estoy investigando el crimen de Fago. Cada sábado subo a hablar con Santiago Mainar. A ver qué ocurre...
6 comentarios:
Un tio interesante este Carles Porta. El libro me gustó y espero que publique alguna cosa más que sé que ya está cociendo.
Gràcies Carles Porta m'ha encantat el teu llibre. Quan es va emetre el repor x tv3 jo era molt petit (9 anys) però tenia el record d'haver-lo vist. Un dia esquiant baixant de l'estació d'Arinsal a la de Pal amb el telecabina de 50 prsns, vaig veure la carretera del coll de la botella i em vaig preguntar on devia portar aquella carretera, en arribar a Barcelona vaig buscar-ho al google earth i vaig veure que anava a petar al port de Cabus i allà baix Tor. Llavors vaig recordar el reportatge del trenta minuts. Va passar el temps fins que un dia suposo que per avorriment vaig començar a buscar informació sobre el tema a internet. I he vist que has escrit un llibre sobre Tor. Dos dies després ja me l’havia comprat i dos dies després avui, ja me l’he acabat. Jo que sóc un enamorat de la muntanya, he parés molt amb aquest llibre.
Llegint el llibre m’han agafat unes ganes immenses de visitar la muntanya i el poble. Tinc amics que hi ha estat i m’han dit que es preciós. Però després de llegir el llibre estic cagat. Ja no se si tinc collons d’anar-hi. I si em surt el Palanca i em pregunta que quin permís tinc per a passar per allà, o el Làzaro, o uns contrabandistes? Em pregunto.
De totes formes suposo que hi acabaré anant per que em pica molt la mosca. A l’hivern també ha de ser molt maco i seria una bona travessa amb esquis de muntanya.
La muntanya es immensa i allà sortiria una bona estació d’esquí, però jo crec que hi ha massa interessos ocults per a que res canviï. Suposo que aquell es un punt clau per al tràfic de contraban i hi ha molts interessats en que allò segueixi verge.
No dubtis a pujar. El Palanca està encantat amb el llibre i, encara que té un caràcter agre, no et farà fora a cops de peu. Hi ha molts lectors que han anat a Tor arrel del llibre. Si vas, m'ho expliques.
Este caso yo no lo conocia ya que soy muy joven lo conocí cuando unos compañeros de trabajo empezaron a hablar del caso de la montaña de Tor, entonces fué alli cunado empezé a buscar información por internet, vi el reportaje de 30 minuts de TV3, entonces poco a poco me fui enganchando a esta historia tan rocambolesca, ahora mismo me estoy leyendo el libro.
También tengo muchas ganas de ir a Tor, pero tan bien tengo mucho miedo por el Palanca y la gente del pueblo porque defienden esa montaña con uñas y dientes. Supongo que algún dia subiré cuando me arme de valor.
Bon llibre Carles y felicitats, he llegit el llibre, he mirat el reportatge, i be ara em pregunto, unes pistes de esqui donen molts diners, pero ¿el contraband?. es lo que posiblement doni tants cales que no volen que desapareixi de aquest poblet, gracies i una salutacio
Es una historia de crimen rural muy interesante y con ramificaciones e intereses muy amplios debido sobre todo a su situación geográfica.
Carles Porta, como periodista que es, le da a la novela un aire muy fresco y realista, que invita a sumergirte de pleno y sobre todo a visitar el escenario de los acontecimoentos.
Visitar Tor, el Valle de Ferrera, y en general todo el Pallars Subirá es algo que yo recomiendo. Se trata de una zona del pirineo y de Catalunya muy desconocida.
Por cierto, la última vez que estuvimos nos encontramos a Palanca paseando al atardecer por la calle Mayor de Sort. Genio y figura...
Publicar un comentario