En esto del cine ocurre como en literatura, que los premios parece que los den a ciegas. Sería más exacto decir que los premios están dados de antemano, porque de otro modo no se entiende cómo es posible que algunas películas que son pequeñas obras maestras no tengan ningún reconocimiento y otros fiascos tengan varios Goya... ¿Podemos decir que una película que tiene varios Premios Goya es mejor que una que no tiene ninguno? Porque si siguiéramos ese estúpido razonamiento, diríamos que Un franco, 14 pesetas (Carlos Iglesias) es una película malísima porque solamente consiguió una nominación y no se llevó el premio y otra película como Mortadelo y Filemón (Javier Fesser) es una película de una calidad que asusta porque se llevó cinco Goyas de seis nominaciones. En ambos casos diríamos una tontería.
Digo todo esto para hablar del cine español y de la Academia. ¿Cómo es posible que la Academia dé tantas nominaciones a Las 13 rosas de Emilio Martínez Lázaro y tan pocas a otras películas tan estupendas como El prado de las estrellas de Mario Camus? Las 13 rosas, una película que a mí me pareció bastante floja, tiene 13 nominaciones, aunque obviamente El orfanato privará a la película de Martínez Lázaro de toda gloria en la próxima gala de los Goya. El prado de las estrellas, en cambio, solamente tiene dos nominaciones (Mejor Actor y Mejor Actor Revelación). El protagonista es Álvaro de Luna y hace un papel realmente abrumador, maravilloso, una actuación sobresaliente. El joven Óscar Abad no lo hace mal, su papel no es demasiado complicado así que la interpretación la resuelve bastante bien. Otros miembros del reparto han demostrado, creo yo, su valía, como Marian Aguilera o la impagable y arrebatadora actuación de Mari González en el papel de Nanda.
El prado de las estrellas relata una historia de humildad; de hecho el film empieza con una cita del poeta T.S. Elliot sobre la humildad. Los protagonistas son mayoritariamente gente de campo, de aldea. Alfonso (Álvaro de Luna) es un viejo campesino ilusionado con la vida que no quiere más de lo que necesita. Cuando tiene tiempo se escapa a la residencia de ancianos, donde está ingresada Nanda (Mari González), una amiga y antigua vecina que está internada y que no ve a su familia desde hace meses. Nanda solamente tiene a Alfonso. Nanda tiene varias propiedades, pero las mantiene alquiladas a cambio de bajísimas cuotas a campesinos que necesitan sus tierras para subsistir. Un día aparece un administrador de un hijo de Nanda para hacer un inventario de sus propiedades ya que su hijo quiere construir una urbanización en un prado de la anciana. Ese prado es el de las estrellas, el lugar donde Alfonso, cuando era niño, subía el ganado y se echaba durante la noche observando el cielo.
Por otro lado, Luisa (Marian González) es una joven independiente que trabaja en la residencia de ancianos. Es también propietaria de algunas tierras, pero su interés es ir a la costa para trabajar de lo que realmente le gusta, asistente social. Su hermano, Martín, es un joven soñador que vive con el deseo de ser ciclista profesional. Cuando entrena, es visto por Alfonso y ambos se ponen manos a la obra, junto con algunos amigos de Alfonso, para hacer de Martín un gran campeón a la vez de un gran muchacho.
La película está escrita y dirigida por Mario Camus, un director de esos que huyen a toda costa de las producciones comerciales y se centran en contar historias humanas. El prado de las estrellas es una apuesta clarísima por un tipo de cine que pretende transmitir unos valores, unas emociones que, sin duda, calan en el espectador. Camus configura un mundo de gente humilde y maravillosa que intenta vivir al margen de la corrupción de las grandes ciudades. Una película de contrastes rodada en parajes preciosos de Cantabria.
Mario Camus es uno de esos directores que hace que ir al cine valga la pena y que dan aliento a un cine español que muchas veces se ve ahogado por películas de una calidad subterránea que, sin embargo, están nominadas a los Goya.
Hay que ir a ver El prado de las estrellas, una película estupenda que exalta los valores humanos. En cines a partir del 11 de enero.
Manel Haro.
Digo todo esto para hablar del cine español y de la Academia. ¿Cómo es posible que la Academia dé tantas nominaciones a Las 13 rosas de Emilio Martínez Lázaro y tan pocas a otras películas tan estupendas como El prado de las estrellas de Mario Camus? Las 13 rosas, una película que a mí me pareció bastante floja, tiene 13 nominaciones, aunque obviamente El orfanato privará a la película de Martínez Lázaro de toda gloria en la próxima gala de los Goya. El prado de las estrellas, en cambio, solamente tiene dos nominaciones (Mejor Actor y Mejor Actor Revelación). El protagonista es Álvaro de Luna y hace un papel realmente abrumador, maravilloso, una actuación sobresaliente. El joven Óscar Abad no lo hace mal, su papel no es demasiado complicado así que la interpretación la resuelve bastante bien. Otros miembros del reparto han demostrado, creo yo, su valía, como Marian Aguilera o la impagable y arrebatadora actuación de Mari González en el papel de Nanda.
El prado de las estrellas relata una historia de humildad; de hecho el film empieza con una cita del poeta T.S. Elliot sobre la humildad. Los protagonistas son mayoritariamente gente de campo, de aldea. Alfonso (Álvaro de Luna) es un viejo campesino ilusionado con la vida que no quiere más de lo que necesita. Cuando tiene tiempo se escapa a la residencia de ancianos, donde está ingresada Nanda (Mari González), una amiga y antigua vecina que está internada y que no ve a su familia desde hace meses. Nanda solamente tiene a Alfonso. Nanda tiene varias propiedades, pero las mantiene alquiladas a cambio de bajísimas cuotas a campesinos que necesitan sus tierras para subsistir. Un día aparece un administrador de un hijo de Nanda para hacer un inventario de sus propiedades ya que su hijo quiere construir una urbanización en un prado de la anciana. Ese prado es el de las estrellas, el lugar donde Alfonso, cuando era niño, subía el ganado y se echaba durante la noche observando el cielo.
Por otro lado, Luisa (Marian González) es una joven independiente que trabaja en la residencia de ancianos. Es también propietaria de algunas tierras, pero su interés es ir a la costa para trabajar de lo que realmente le gusta, asistente social. Su hermano, Martín, es un joven soñador que vive con el deseo de ser ciclista profesional. Cuando entrena, es visto por Alfonso y ambos se ponen manos a la obra, junto con algunos amigos de Alfonso, para hacer de Martín un gran campeón a la vez de un gran muchacho.
La película está escrita y dirigida por Mario Camus, un director de esos que huyen a toda costa de las producciones comerciales y se centran en contar historias humanas. El prado de las estrellas es una apuesta clarísima por un tipo de cine que pretende transmitir unos valores, unas emociones que, sin duda, calan en el espectador. Camus configura un mundo de gente humilde y maravillosa que intenta vivir al margen de la corrupción de las grandes ciudades. Una película de contrastes rodada en parajes preciosos de Cantabria.
Mario Camus es uno de esos directores que hace que ir al cine valga la pena y que dan aliento a un cine español que muchas veces se ve ahogado por películas de una calidad subterránea que, sin embargo, están nominadas a los Goya.
Hay que ir a ver El prado de las estrellas, una película estupenda que exalta los valores humanos. En cines a partir del 11 de enero.
Manel Haro.
2 comentarios:
En que cines se puede ver esta pelicula??
Depende de la ciudad de donde seas. En Barcelona, por ejemplo, se proyecta en el cine Aribau y en el Yelmo Cines Icaria.
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