Después de mucho tiempo sin leer un clásico de la literatura universal y dedicar mi tiempo a leer y reseñar novedades, estos días he preferido hacer una pausa y buscar un libro de aquellos imprescindibles de leer. Entre la larga lista de posibles lecturas, decidí adentrarme en la vida de Madame Bovary, la protagonista de la novela de Gustave Flaubert. No era la primera vez que leía novela realista, ya lo hice en mi adolescencia y la verdad es que quedé enganchado a esta época literaria, después de leer Anna Karenina, de León Tolstoi, compré todo lo que pude de Balzac, Flaubert y compañía. Entre ellos, Madame Bovary.
Siempre que leo una novela, me gusta hacer una breve reflexión. En este caso es complicado, dado que sobre los clásicos de la literatura, ya está casi todo dicho. No obstante, prescindo de los análisis críticos para centrarme en la reflexión personal de la lectura.
Manos a la obra. Madame Bovary me ha decepcionado bastante. Quizá alguien ya se lleve las manos a la cabeza ante esta afirmación, pero permítanme que les continúe explicando. Evidentemente es una obra con mucha carga trágica, como todas las novelas realistas. Estamos ante un género donde las protagonistas son mujeres desesperadas, no satisfechas con su vida amorosa, que buscan escapar de su casa a pesar de lo que piense el resto de la sociedad. Son mujeres valientes que luchan por su felicidad. Así recordaba a Anna Karenina loca de pasión abandonando a un marido egoísta para irse con otro hombre, a pesar de lo que supone para una mujer de su época lanzarse a tamaña aventura.
Pero resulta que en el caso de los Bovary, Charles -el marido- no es un mal hombre, sino una persona descuidada que piensa que su enorme amor por Emma ya es suficiente para que ella sea feliz. Así, Emma Bovary cae en una tediosa rutina que la insatisface, lo que acaba por llevarla a los brazos de otros hombres. Yo creo que no podemos equiparar a Madame Bovary con Anna Karenina o con Eugène Grandet, ya que en este caso Emma Bovary me resulta una mujer caprichosa y mimada que busca su placer personal sin pensar demasiado en los demás. Ni siquiera intenta explicar a Charles Bovary lo que siente, él está ciego de amor y cree que ella es feliz, y lo cree, entre otras cosas, porque ella no le demuestra lo contrario. Sin embargo, su vía de escape es buscar otros hombres y parece no tener demasiados problemas en que sea uno u otro, ya que en toda la novela, se enamora de casi todo el que se le presenta, exceptuando al boticario.
Cómo podemos culpar a Charles de ser un mal marido cuando ni siquiera Emma le cuenta que le van a embargar los bienes por unas deudas. El pobre Charles parece que empieza a sospechar algo, pero ama demasiado a su mujer. Solo al final de la novela encuentra una carta de uno de los amantes de Emma e intuye que quizá ha habido una aventura entre ambos, pero en el colmo de su bondad, prefiere creer que es un amor platónico de un hombre hacia su mujer.
Charles es igual de mártir que lo es Emma, con la diferencia de que ella tiene un comportamiento egoísta hacia él y Charles peca solamente de despistado.
Dicho todo esto, debo remarcar que la novela me ha parecido, en líneas generales, más bien aburrida. La tragedia, aunque uno ya sabe cómo acaban las féminas de la novela realista, no llega hasta el final de la novela. No es el caso, por ejemplo, de Anna Karenina, donde el drama impregna las más de 800 páginas del libro.
La novela de Flaubert se centra en narrar los amoríos de Emma y parece que la historia no avanza. Podría haber habido tantos amantes como el autor hubiese querido. No veo, por ejemplo, que refleje demasiado a la sociedad francesa. Cierto es que hay personajes que ven mal la actitud de Emma Bovary cuando va con alguno de sus amantes incluso el narrador dice que tiene una actitud de ir contra el mundo cuando incluso acompaña a un hombre y ella fa fumando un cigarrillo. Pero, en otras novelas de Balzac, Tosltoi... está más trabajado el perfil de la sociedad opresora.
Me ha costado mucho avanzar en la lectura por lo dicho: tenía la sensación de que pasaba páginas y la novela no progresaba. Podía saltarme páginas enteras y la novela no cojeaba, lo que demuestra que no todo es imprescindible en esta historia. Creo que el autor podría haberle dado algo más de agilidad o incluir alguna variante, para escapar un poco de los amoríos de Emma. Quizá Charles debería haberse dado cuenta de lo que ocurría con su esposa y así hubiese dado más juego este personaje, la tragedia hubiese llegado antes.
Es un clásico, no dudo del valor de la novela para el momento en que fue escrita. Unos tiempos donde la mujer no podía tomar las riendas de su vida sin que fuera condenada por la sociedad. Valoro la intención de la novela, pero no creo que la historia esté planteada de la mejor manera.
Que cada uno haga su particular lectura de Madame Bovary.
Manel Haro.
1 comentarios:
completamente de acuerdo con tu opinion. Sinceramente no veo la genialidad de Madame Bovary , la lectura es lenta y sin vida, a excepcion de una que otra descripcion realmente impresionante creada por el autor.
Lo unico que rescato del libro es el tragico final, ahora si , muy trascendental.
Publicar un comentario