domingo, 6 de enero de 2013

‘Los miserables’ siguen entonando su voz



 
Quién le iba a decir al escritor francés Victor Hugo que 128 años después de su muerte, una de sus obras maestras, Los miserables, iba a seguir dando tanto juego. La adaptación al teatro en forma de musical se ha representado en 38 países desde su estreno en París en 1980 –entre ellos España- y actualmente es el musical más longevo en el West End de Londres por delante de El fantasma de la ópera. Sigue vivo y con éxito. En 1998, el director danés Bille August llevó al cine la novela de Hugo con guión de Rafael Yglesias en una producción estadounidense protagonizada por Liam Neeson y Geoffrey Rush. Además, se han podido ver varias adaptaciones para televisión –la más conocida la que interpretaron Gérard Depardieu y John Malkovich- y hasta una serie japonesa de animación.

Con estos antecedentes, proponerse una nueva versión cinematográfica de Los miserables supone enfrentarse a más de un reto. El más importante quizá es estar a la altura de una novela que no solo es una de las piezas magnas de Victor Hugo, sino que a su vez es una de las obra capitales de toda la literatura francesa. Y si esa versión es musical, tiene además que convencer a los que se han dejado seducir por una adaptación teatral veterana y con recorrido. Pero con directores como Tom Hooper (Oscar al mejor director por El discurso del rey), guionistas como William Nicholson (Gladiator  y Tierras de penumbra) y una plantilla de actores de la talla de Hugh Jackman (curtido en musicales, entre ellos el de La bella y la bestia) y Russell Crowe, cualquier reto parece fácil.

Jackman encarna a Jean Valjean, un hombre sin nada que llevarse a la boca que, tras cumplir 19 años de condena por robar una onza de pan, viola la condicional. Su rival es el inspector Javert (Crowe), que está dispuesto a lo que haga falta para darle caza. Anne Hathaway es Fantine, una mujer que lucha por asegurar la subsistencia de su hija, a quien apenas ve. Y Amanda Seyfried es Cosette, esa hija, cuando ya se ha hecho mayor. De esta última actriz no nos sorprende sus dotes para el musical, puesto que ya la vimos actuar en Mamma mia!, pero sí sorprende la gran actuación de Hathaway, a quien hemos podido ver en películas como Princesa por sorpresa o El diablo viste de Prada. Hathaway se ha reivindicado como una gran actriz con escenas memorables como cuando interpreta la canción I dreamed a dream. Ella necesitaba un papel como este, como lo necesitaba Jackman. Y, si me apuran, como lo necesitaba Russell Crowe, a quien uno no sitúa fácilmente en un musical. El reparto lo completan, entre otros, dos secundarios de lujo, como Helena Bonham Carter (El discurso del rey, Big Fish, Sweeney Todd) y Sacha Baron Cohen (Borat, Sweeney Todd, El dictador).

Los miserables es una de esas películas donde la excelencia brilla con plenitud: en el vestuario, en la fotografía, en el diseño de producción y muy especialmente en una inolvidable banda sonora. Una gran adaptación cinematográfica que llega probablemente en el momento más oportuno, cuando es más fácil ponerse en la piel de esos jóvenes franceses que salen a la calle para luchar contra un poder que los tiene sometidos, olvidados, condenados a la miseria. Se puede ser miserable de dos maneras: lo es el oprimido por desdichado y lo es el opresor por mezquino. Quién le iba a decir a Victor Hugo que en el siglo XXI todavía entonarían su voz los miserables.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tema sense igual, és molt interessant per a mi))))