domingo, 13 de diciembre de 2009

'La forma de les coses' me deja fuera de juego

Cuando La forma de les coses pasó por el Teatre Lliure, un amigo me recomendó inmediatamente que fuera a verla. Se me pasó. Unos cuantos meses después, el Club Capítol ha recuperado esta obra de Neil Labute, dirigida por Julio Manrique, y tras unas cuantas representaciones, han decidido prorrogarla. El taquillaje, las críticas y los comentarios de los espectadores (en la web de Atrapalo, 194 espectadores dejan una nota media de 9.4) hicieron que definitivamente comprara un par de entradas. Iba sobre seguro.

¿De qué va la obra? Por un lado tenemos a la pareja formada por Evelyn (Cristina Genebat) y Adam (Marc Rodríguez): él es un tipo sin personalidad, fácilmente influenciable, que deja que ella haga lo que quiera con él. Por otro lado, Jenny (Mireia Aixalà) y Tony (Xavi Ricart) son una pareja no demasiado bien avenida que está a punto de casarse y cuya intervención sirve básicamente para complementar a la pareja principal y provocar determinadas situaciones que tienen consecuencias en Evelyn y Adam.

La obra propone una reflexión artístico-filosófica más que sugerente sobre los cánones de belleza, la gestación artística y cómo alguien es capaz de manipular la materia (en este caso, un hombre) hasta transformarla en la obra que la artista desea. La idea, para qué negarla, es excelente. Sin embargo, fuera de esa idea, nada ha despertado interés en mí (gags fáciles, típicos tropiezos simulados de los personajes sobre el escenario, escenas forzadas, explotación de estereotipos...). En resumen, un humor poco sofisticado.

Hasta llegar al momento cumbre de la obra, ya casi al final, me aburría como una ostra. Con la llegada del clímax, parecía que la cosa recobraba todo su sentido, pero los últimos minutos me devolvieron definitivamente a ese estado de tedio. En definitiva, La forma de les coses no me ha gustado porque el humor me ha parecido carente de ingenio y porque el argumento, hasta llegar al momento clave, hacía que me planteara "llevo más de una hora de obra y todavía no ha pasado nada". Por esa razón, no puedo decir que una obra que dura más de hora y media es excelente por sólo diez minutos brillantes.

3 comentarios:

David Muñoz dijo...

Vaya, ¡qué lástima! He mirado a ver si aún está Arturo Fernández en el Condal, pero hoy hace la última función en Barcelona. Otra vez será.

Sobra decir que estoy en total desacuerdo con el texto. No comparto ni una línea, sólo las del primer párrafo. Será cuestión de gustos...

Prométeme una cosa: si algún día te recomiendo algo y te gusta, ¿verdad que me lo dirás?

Manel Haro dijo...

Me han gustado cosas que me has recomendado...

Anónimo dijo...

Yo también estoy en total desacuerdo con el texto, es una obra que me ha encantado porque tiene un poco de todo, conocimiento sobre el comportamiento humano, sobre nuestras debilidades e ilusiones. Y por otro lado, reflexiones muy interesantes sobre que es el arte y que papel tiene en nuestra sociedad y sobretodo, cuáles son sus límites morales y eticos.
Quizá pueda parecer que no ocurre nada, pero creo que es solo a nivel superficial, creo que si te fijas bien ocurren muchísimas cosas en el interior de los personajes.