Günter Wallraff
Editorial Anagrama
Colección Compactos
1ª edición, 1999
Género: Reportajes
234 páginas
ISBN: 9788433966445
Aprovechando que acaba de publicarse en Anagrama el nuevo libro de Günter Wallraff, Con los perdedores del mejor de los mundos, que hoy se presenta en Barcelona, recupero la reseña del libro que lo hizo famoso, Cabeza de turco, un clásico en cualquier bibliografía sobre reporterismo y periodismo de investigación.
Cabeza de turco es el exhaustivo reportaje de un periodista alemán que se hace pasar por turco en la década de los 80 para demostrar la persecución y la explotación laboral que sufrían los turcos en Alemania: no cobraban sus sueldos, les obligaban a trabajar demasiadas horas seguidas (a veces más de un día entero sin pausa), no tienían cobertura sanitaria y no disfrutaban de ningún descanso. Wallraff destapó algunas empresas, como Thyssen o McDonalds, por sus malas condiciones laborales. Bajo el nombre ficticio de Alí, el periodista trabajó en diversos sitios, como en una central nuclear, donde para arreglar peligrosos problemas mecánicos, los turcos eran los requeridos para el trabajo, aunque ello significase, con un 100% de probabilidades, acabar desarrollando enfermedades irreversibles y mortales.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se encontraba destrozada. Las infraestructuras estaban realmente mermadas, debido a los efectos de la guerra. El país necesitaba reconstruir las calles, los edificios, pero la mano de obra que necesaria para la reconstrucción superaba con creces la demanda. Hay que tener en cuenta, obviamente, que Alemania había sufrido muchas bajas civiles durante los años anteriores, por lo que la demografía del país se había resentido claramente. Por esa razón, era necesaria mano de obra extranjera. Se firmaron acuerdos con otros países -entre ellos, España- para que algunos europeos fueran a trabajar a Alemania. Este país era la oportunidad para evolucionar profesional y personalmente para muchas personas que vivían en países pobres. Uno de ellos era Turquía.
El trato no incluía, no obstante, que los turcos se quedaran permanentemente en Alemania, sino que el acuerdo era solamente un contrato temporal para asegurarse unos ahorros y volver al país de origen para montar un pequeño negocio. Pero dos circunstancias provocaron que esto no ocurriera según lo pensado. Las empresas eran reacias a renunciar a la mano de obra extranjera -después de leer el libro de Wallraff entendemos que obtenían altos beneficios por un bajo coste en sueldos- y además los turcos tenían miedo de volver porque sabían que otros compatriotas suyos habían fracasado en su intento de rehacer sus vidas en Turquía*. Miles de inmigrantes decidieron permanecer en Alemania y asegurarse una estabilidad económica en este país. Muchos de ellos, como ya queda claro en el libro, eran prácticamente esclavizados.
Cabeza de turco es un buen libro. Muestra claramente cuáles son las precariedades por las que pasa Alí (el falso inmigrante turco) para conseguir un trabajo digno. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania abrió sus puertas a la esperanza de miles de europeos, que buscaron un método eficaz para conseguir la estabilidad económica ansiada, pero salieron del purgatorio en el que se encontraban para darse de morros con el infierno más dantealigheriano, ese de "vosotros, los que entráis aquí, dejad toda esperanza". Günter Wallraff no buscaba salir del purgatorio, sino que pretendía limpiar el infierno en el que se encontraban miles de turcos para que los empresarios explotadores salieran del paraíso empresarial en el que se encontraban. Lean Cabeza de turco y déjense sorprender; Wallraff es un buen ejemplo de implicación con el periodismo de investigación y de compromiso con la sociedad.
* Para la documentación de esta reseña, se ha consultado el libro La inmigración musulmana en Europa, de Víctor Pérez-Díaz, Berta Álvarez-Miranda y Elisa Chuliá, de la Colección Estudios Sociales de la Fundación La Caixa. Otro libro muy recomendable.
Editorial Anagrama
Colección Compactos
1ª edición, 1999
Género: Reportajes
234 páginas
ISBN: 9788433966445
Aprovechando que acaba de publicarse en Anagrama el nuevo libro de Günter Wallraff, Con los perdedores del mejor de los mundos, que hoy se presenta en Barcelona, recupero la reseña del libro que lo hizo famoso, Cabeza de turco, un clásico en cualquier bibliografía sobre reporterismo y periodismo de investigación.
Cabeza de turco es el exhaustivo reportaje de un periodista alemán que se hace pasar por turco en la década de los 80 para demostrar la persecución y la explotación laboral que sufrían los turcos en Alemania: no cobraban sus sueldos, les obligaban a trabajar demasiadas horas seguidas (a veces más de un día entero sin pausa), no tienían cobertura sanitaria y no disfrutaban de ningún descanso. Wallraff destapó algunas empresas, como Thyssen o McDonalds, por sus malas condiciones laborales. Bajo el nombre ficticio de Alí, el periodista trabajó en diversos sitios, como en una central nuclear, donde para arreglar peligrosos problemas mecánicos, los turcos eran los requeridos para el trabajo, aunque ello significase, con un 100% de probabilidades, acabar desarrollando enfermedades irreversibles y mortales.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se encontraba destrozada. Las infraestructuras estaban realmente mermadas, debido a los efectos de la guerra. El país necesitaba reconstruir las calles, los edificios, pero la mano de obra que necesaria para la reconstrucción superaba con creces la demanda. Hay que tener en cuenta, obviamente, que Alemania había sufrido muchas bajas civiles durante los años anteriores, por lo que la demografía del país se había resentido claramente. Por esa razón, era necesaria mano de obra extranjera. Se firmaron acuerdos con otros países -entre ellos, España- para que algunos europeos fueran a trabajar a Alemania. Este país era la oportunidad para evolucionar profesional y personalmente para muchas personas que vivían en países pobres. Uno de ellos era Turquía.
El trato no incluía, no obstante, que los turcos se quedaran permanentemente en Alemania, sino que el acuerdo era solamente un contrato temporal para asegurarse unos ahorros y volver al país de origen para montar un pequeño negocio. Pero dos circunstancias provocaron que esto no ocurriera según lo pensado. Las empresas eran reacias a renunciar a la mano de obra extranjera -después de leer el libro de Wallraff entendemos que obtenían altos beneficios por un bajo coste en sueldos- y además los turcos tenían miedo de volver porque sabían que otros compatriotas suyos habían fracasado en su intento de rehacer sus vidas en Turquía*. Miles de inmigrantes decidieron permanecer en Alemania y asegurarse una estabilidad económica en este país. Muchos de ellos, como ya queda claro en el libro, eran prácticamente esclavizados.
Cabeza de turco es un buen libro. Muestra claramente cuáles son las precariedades por las que pasa Alí (el falso inmigrante turco) para conseguir un trabajo digno. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania abrió sus puertas a la esperanza de miles de europeos, que buscaron un método eficaz para conseguir la estabilidad económica ansiada, pero salieron del purgatorio en el que se encontraban para darse de morros con el infierno más dantealigheriano, ese de "vosotros, los que entráis aquí, dejad toda esperanza". Günter Wallraff no buscaba salir del purgatorio, sino que pretendía limpiar el infierno en el que se encontraban miles de turcos para que los empresarios explotadores salieran del paraíso empresarial en el que se encontraban. Lean Cabeza de turco y déjense sorprender; Wallraff es un buen ejemplo de implicación con el periodismo de investigación y de compromiso con la sociedad.
* Para la documentación de esta reseña, se ha consultado el libro La inmigración musulmana en Europa, de Víctor Pérez-Díaz, Berta Álvarez-Miranda y Elisa Chuliá, de la Colección Estudios Sociales de la Fundación La Caixa. Otro libro muy recomendable.
0 comentarios:
Publicar un comentario