jueves, 10 de febrero de 2011

'El jardín olvidado', Kate Morton

El jardín olvidado
Kate Morton
Editorial Suma de Letras
1ª edición, mayo de 2010
Género: Novela
540 páginas
ISBN: 9788483651568


Tras el éxito de La casa de Riverton, la editorial Suma de Letras ha querido apostar por la nueva novela de la autora australiana Kate Morton, El jardín olvidado. Esta gira en torno a Nell, una mujer de mediana edad que decide hacer un viaje a Reino Unido para averiguar por qué, cuando tenía 4 años, su cuidadora la abandonó en un barco con destino a Australia, sin que nadie la esperase al otro lado del globo. Tras la muerte de Nell, su nieta Cassandra averigua el periplo de su abuela y al descubrir la herencia que le ha dejado, decide ir a la misma ciudad inglesa para saber qué ocurrió realmente con ella cuando era pequeña y hasta qué punto avanzaron sus investigaciones antes de morir.

El estilo narrativo de Morton recuerda mucho a las novelas anglosajonas del siglo XIX, muy especialmente a Charles Dickens, sobre todo cuando recrea la infancia de la cuidadora (aquí llamada Autora); entonces, la acción se traslada al año 1900 y las peripecias de este personaje por salir adelante remiten inevitablemente a las aventuras de Oliver Twist (también la niña es huérfana y vive atenazada por el férreo control de un adulto que la obliga a diversas bajezas para asegurar mínimamente su subsistencia). La trama se desarrolla en tres líneas narrativas, que se corresponden a las vidas de las tres protagonistas de la novela: Cassandra, Nell y la Autora. De ese modo, Morton lleva al lector de una a otra historia, que van discurriendo de forma paralela sin que lleguen a cruzarse del todo.

Para que un thriller sea efectivo, es fundamental que la escritora sea honesta y no confunda al lector a través del narrador; es decir, ¿dónde está la pericia de un autor si para introducir giros en la trama se limita a que el narrador recree determinadas escenas para despistar (con sus correspondientes diálogos) y luego diga que aquello no fue realmente así sino que ocurrió de otro modo? Además de esto, que para mí es lo más grave, Cassandra encuentra pistas con cada paso que da, con cada persona que habla y con cada acción que acomete (incluso le llegan pistas cuando sueña, literalmente). Tampoco me convence que durante toda la novela el narrador se adelante a los hallazgos de Nell o Cassandra con recreaciones históricas de la familia (¿qué gracia tiene ver a un personaje averiguar algo si ya me lo ha contado Morton diez páginas antes?).

La novela flojea también porque todos los personajes secundarios con los que Cassandra se encuentra (algunos buscados y otros de forma casual) parecen tener los mismos intereses que ella y todos conocen algo sobre su lejano pasado familiar, por lo que, de un modo u otro, todos son piezas fundamentales del puzzle que intenta construir la protagonista (casualidades que ofrece la ficción). Desde un punto de vista estilístico, Morton, además de abusar de los adjectivos para describir todo hasta el más mínimo detalle, pincha también al perfilar algunos de sus personajes: no puede ser que Nell y Cassandra, que entre ambas hay dos generaciones de diferencia, hablen exactamente igual y se comporten del mismo modo, porque si a esto añadimos que las dos se relacionan con los mismos personajes y en idénticos espacios, al final queda una pesada sensación de repetición. Hasta la página 350, la novela apuntaba maneras.

0 comentarios: