jueves, 20 de agosto de 2009

Arquitectura hipermoderna

Hace unos días aparecía en los medios que el principe Carlos de Inglaterra había intentado vetar un proyecto de Jean Nouvel por considerarlo demasiado moderno. Se trata de un edificio al lado de la iglesia de Sant Paul en Londres. Charles, que ya arremetió contra un proyecto de Richard Rogers hace poco, es un enemigo declarado de la arquitectura moderna, porque teme que el patrimonio de su ciudad quede en segundo plano al lado de proyectos actuales.

Este tema presenta un interesante debate. ¿Debe conservarse el aspecto tradicional de las ciudades? ¿Un edificio moderno es una amenaza para la imagen de la arquitectura de un país? No es la primera vez que la arquitectura genera esta reflexión. El puente de Santiago Calatrava en Venecia levantó ampoyas, y todavía lo hace, en la ciudad de los canales.




¿Tiene cabida este hipermoderno puente al lado de las clásicos puentes venecianos? ¿Es una forma de abrir la ciudad a la modernidad o una manera de desgarrar su imagen?




Otro ejemplo es la Dancing House de Frank Gehry, en Praga. Los coloridos y clásicos edificios de la capital checa dan carácter y personalidad a una ciudad reacia a lo extranjero. Sin embargo, cerca del río Moldava, se puede ver esta impresionante casa de Gehry, que imita un paso de baile de la pareja artística Ginger Rogers y Fred Astaire. ¿Tiene cabida un Gehry en Praga? Podríamos trasladar la pregunta a un lugar más cercano: Bilbao. Arquitectónicamente, ¿el museo Guggenheim supone una ruptura demasiado radical? Personalmente, aprecio los nuevos proyectos y veo con buenos ojos que las ciudades se abran a la modernidad. Pensar en Venecia es pensar en el Renacimiento. Desde Calatrava, hay algo más en lo que pensar. ¿Positivo o negativo?

1 comentarios:

Jordi Milian dijo...

el arte provoca estas discusiones. Creo que es positivo que hata este tipo de debates.
En mi opinón se debe combinar lo clásico con lo moderno. Hay que ser más atrevido