viernes, 6 de marzo de 2009

Entrevista con Esteban Martín (autor de 'El pintor de sombras')

Esteban Martín nos saluda con efusividad, con un fuerte apretón de manos. Se le ve entusiasmado y satisfecho con su trabajo. Fruto de ello es que las respuestas son largas y, en ocasiones, hace el amago de adelantarse a nuestras preguntas. Pide un café y una botella de agua para empezar la entrevista. Antes de lanzarnos a la aventura de Picasso y de Jack el Destripador, nos enseña su cuaderno de notas: es una libreta de tapas rojas en cuyo interior guarda un sinfín de anotaciones, fotografías, artículos y demás materiales. Por el cuaderno, se le ve un escritor meticuloso y atento con los más mínimos detalles.

Acaba de publicar El pintor de sombras en Plaza & Janés después de su éxito de ventas con La clave Gaudí, novela que escribió con Andreu Carranza. En ella, hilvana una trama donde un Picasso adolescente llega a Barcelona, abandona el hogar y se marcha a vivir a un prostíbulo. Allí conoce a diferentes chicas que son asesinadas por un misterioso tipo, Jack el Destripador. Picasso, que todavía no es el famoso pintor que será después, se enfrenta a un descenso a los infiernos más tenebrosos bajo la amenaza latente de Jack y la posible inculpación de los diferentes asesinatos.

Manel Haro y Patricia Tena (para Anika Entre Libros). Barcelona

Picasso, Jack el Destripador, Sherlock Holmes… ¿Cómo se le ocurre esta historia donde se mezclan personajes tan dispares?
Yo estudiaba en la Academia Montcada, que estaba en la calle Montcada de Barcelona, a pocos metros del Museo Picasso. Entonces era un niño que veía cómo se montaba ese museo. Además, soy hijo del barrio de la Barceloneta, nací cerca de donde estaba la antigua plaza de toros de El Torín, que derribaron en 1924. Allí acudía Picasso y su padre cuando llegaron a Barcelona. Es decir, que yo he vivido en los mismos espacios urbanos por los que Picasso se paseaba. Yo estaba en Barcelona en el 73, año en que murió Picasso, y recuerdo que este pintor era para mí tan famoso como los Beatles. Era un tipo que lo había pintado todo, era el más conocido. No hay que olvidar, por ejemplo, que Picasso es el primer pintor que entra en vida en el Louvre, cosa que no había ocurrido jamás. Entonces, yo durante tiempo le daba vueltas a toda esa historia y la verdad es que tenía mucho material.

¿Y por qué ahora se ha decidido a abordar a Picasso?
Mi mujer me impulsó a escribir sobre Picasso niño y yo empecé a darle vueltas y la novela es eso: un Picasso niño. Empieza con 13 años cuando llega a Barcelona y acaba cuando el pintor tiene 19 y aún no es el artista que luego conoceremos.

¿Qué nos dice de la variedad de personajes?
Muchos ripperólogos dicen que Jack el Destripador viajó a Nueva York y pensé que por qué no pudo viajar a Barcelona, donde hubo una colonia de ciudadanos extranjeros en Barcelona tan importante, que participó en el crecimiento de la ciudad. Jack pudo haber viajado con esa colonia.

Por otra parte leí en una crónica del siglo XX que la policía de Barcelona había requerido la presencia de un detective de Scotland Yard en 1907 para organizar un cuerpo de policía paralelo para luchar contra el terrorismo. Entonces, adelanté le llegada de ese detective a 1899 y convertirlo en un señor que había estudiado con Arthur Connan Doyle y cuyo escritor se había inspirado en él para crear su famoso Sherlock Holmes.

Y entonces nació esta historia…
Sí, se me ocurrió pensar en esta historia: Picasso vuelve de un viaje enfermo de Escarlatina, le dice a su padre que no quiere seguir estudiando, que él quiere seguir pintando, así que decide marcharse de casa y se va a vivir a un prostíbulo. Las chicas que viven en ese prostíbulo empiezan a ser asesinadas, Picasso es inculpado y el investigador inglés, Arrow, es requerido para investigar el caso.

¿Creció mucho la historia en la fase de documentación?
La verdad es que sí. Yo me he documentado mucho. He buscado en la hemeroteca de La Vanguardia sobre la llegada de Arrow, he leído sobre Picasso hasta la saciedad, he buscado sobre la Barcelona de la época, cómo funcionaba la criminología en aquellos años, que es muy diferente que ahora, claro. Ha sido una labor dura, pero agradecida. El éxito de La clave Gaudí me ha permitido enfrentarme a esta novela con mucha tranquilidad y eso me ha dado más tiempo para documentarme y escribir.

Sorprende que dedique las cien primeras páginas a pura ambientación y retrase los asesinatos hasta bien entrada la novela. ¿Ha querido ponerse a prueba?
Claro, lo fácil era meter un asesinato en las diez primeras páginas, pero lo difícil es hacer que el lector se adentre en la vida de Picasso y en la Barcelona de la época sin que se aburra. Y las emociones fuertes ya llegarán cuando tengan que llevar. Si una novela está bien hecha, no tiene por qué seguir los caminos establecidos, que son a veces demasiado fáciles. En esta novela he puesto mucho trabajo y quería que los resultados se vieran desde el principio.

Y en esa primera parte de ambientación, ¿ha ficcionado mucho la juventud de Picasso?
Es un personaje inventado, pero los datos que se dan son ciertos. Es un niño que llega a Barcelona de una ciudad lluviosa, A Coruña, y que está marcado por la muerte de su hermana. Él le pide a Dios que si salva a su hermana, él dejaría de pintar, pero su hermana muere. En Barcelona a Picasso se le abre un mundo, vive mucho la calle, él pinta la vida de los trabajadores, de los desamparados, de los miserables, de las prostitutas, de la vida bohemia. Es la Barcelona del año 1898. A Picasso le interesaba esa Barcelona.

¿Tenía claro que iba a hablar de Las señoritas de Avignon?
Sí, porque el cuadro es el eje de esta historia. Picasso lo pinta en 1907, cuando empezaba a ser reconocido. Tenía a otro pintor, Matisse, que era más innovador en aquel momento. Picasso quería hacer algo que superara a Matisse y se encerró en su estudio durante nueve meses, hizo centenares de dibujos preparatorios en los que aparecían cinco prostitutas y otros dos personajes masculinos, un marinero y un médico. Pero luego decide retirar al marinero y al médico y dejar a las chicas. Eso me daba pie para organizar esta historia, en El pintor de sombras la figura del marinero, por ejemplo, es muy importante. También las prostitutas, claro.

¿Se aleja El pintor de sombras del estilo de La clave Gaudí?
Creo que El pintor de sombras es mejor que La clave Gaudí, sin desmerecer a ésta. He leído más, soy un año y medio mayor que cuando escribí la anterior (risas) y tengo la tranquilidad que me da el lector. Que conste que yo no he querido escribir un best seller, sino escribir una historia que guste al mayor número de gente posible. Anhelo lo que desea cualquier escritor, no lo niego. Un escritor quiere ser leído.

Si tan bien funcionó en número de ventas La clave Gaudí, una obra escrita a cuatro manos, ¿por qué no se repitió la experiencia?
Bueno, porque cada uno tiene su mundo, yo tengo el mío y Andreu el suyo. Y esta novela no tiene nada que ver con la anterior. Ésta es más una novela de personajes y los personajes pertenecen a cada uno, no se pueden a trabajar a cuatro manos.

Sin embargo, sí es cierto que ambos empezaron una segunda novela juntos. ¿Qué pasó?
En realidad empezamos a hablar y estábamos en la euforia pensando en otra novela, pero el tiempo nos ha llevado a que cada uno se centre en su obra y todo ha quedado en cuatro conversaciones de café. Ambos comentamos cosas de nuestras novelas, pero ya está…

¿Cuántos países se han interesado en adquirir los derechos de traducción de El pintor de sombras?
Corea, Portugal, Holanda y Polonia y hay oferta de varios países más y de varios editores, pero Carmen Balcells, mi agente, sólo me comenta las cosas cuando están cerradas. Es muy sabia.


1 comentarios:

Anika Ciberanika.com dijo...

¿Sabes que EL MAPA DEL TIEMPO tiene ciertas similitudes con este libro? Una es, por ejemplo, Jack el Destripador.

Lo dicho, creo que me encantaría el libro de Esteban Martín, y que a ti te encantaría el libro de Félix J. Palma.