viernes, 19 de diciembre de 2008

La Virreina muestra con Joan Fontcuberta una exposición "engañosa"

Para los que piensen que el arte es aburrido, lo mejor es que se pasen por el Palau de la Virreina de Barcelona para disfrutar de una curiosa exposición de fotografía. El artista Joan Fontcuberta (1955), un gran maestro de la simulación y el engaño, propone un desafío al espectador, para que someta a juicio lo que ve. Si bien Roland Barthes opinaba que lo que la fotografía muestra es indiscutible porque es un fragmento de realidad y no se puede filosofar o reflexionar sobre el contenido más allá de la fotografía misma porque no existe, Fontcuberta demuestra que la fotografía es algo más que puro lenguaje deíctico.


Lo que el público ve no es lo que realmente es. Por ejemplo, podemos entrar en una sala con fotografías de estrellas, constelaciones, pero forzando la mirada, nos daremos cuenta de que se trata de un engaño: son manchas blancas sobre un fondo negro. Del mismo modo, Fontcuberta se inventa diferentes mundos de fantasía y fenómenos paranormales, como la historia de un tipo llamado Jean Fontana (véase la analogía con el nombre de Joan Fontcuberta), que descubre fósiles de sirenas de mar. Las fotografías parecen reales e incluso la explicación que se da sobre la vida de este Fontana resulta convincente, pero se trata obviamente de otro engaño.


Quizá la mayor mentira artística que Fontcuberta se sacó de la manga fue la historia de la desaparición del astronauta soviético Ivan Istochnikov (Joan Fontcuberta en ruso) en el espacio. Esto, mezclado con el secretismo del gobierno ruso que presuntamente intentó ocultar las pruebas, llevaron a Iker Jiménez y a su equipo de investigación de Cuarto Milenio a hacer un programa sobre este fenómeno. Incluso dijeron que podría tratarse de una abducción. Pero se trató de una broma de Fontcuberta, que incluso tuvo la osadía de ser él mismo el que pusiera la cara al supuesto astronauta. Iker Jiménez tuvo que reconocer más tarde que le habían metido un gol por la escuadra.


La gracia de la obra de Fontcuberta está en que presenta sus fotografías como si se trataran de documentos reales, pero la verdad es que es pura ficción. El artista afirma que hay una frase de Oliver North que le gusta: "yo no miento, administro la verdad". La exposición (comisariada por Iván de la Nuez) propone, por lo tanto, un juego de ingenio y una complicidad entre el artista y el espectador. De facto. Joan Fontcuberta 1982-2008 es una genial oportunidad para disfrutar del arte y además divertirse. Hasta el 8 de febrero en el Palau de la Virreina de Barcelona.

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