miércoles, 5 de noviembre de 2008

El Teatre Lliure estrena 'El bordell', de Lluïsa Cunillé

A partir de mañana, 5 de noviembre, el Teatre Lliure de Barcelona se convierte en un pintoresco burdel para acoger la última obra de la dramaturga catalana Lluïsa Cunillé. Se trata de El bordell (El burdel), con dirección de Xavier Albertí, una comedía con toques dramáticos que reúne a los tres socios del local para brindar por el 25 aniversario de su encuentro.

Argumento
Los tres socios, que compraron el burdel la noche del 23-F, son ahora un ex militar en silla de ruedas reducido por sus miserias (Jordi Dauder), un eterno galán venido a menos (Jordi Banacolocha) y un viejo aficionado al travestismo (Enric Majó). La madame es una mujer algo alocada y desquiciada (Mercè Arànega) y, con ellos, un cliente que se hace llamar el Rey de España (Jordi Serrat).

Estos personajes, junto con la llegada de la hija del viejo travesti (Chantal Aimée) conforman una larga escena de disparates donde nadie es capaz de mantener un mínimo de cordura. Los fantasmas del pasado y la miseria del presente se unen para caricaturizar una serie de situaciones que rozan lo absurdo.


La obra pretende incitar a una profunda reflexión ideológica y política sobre la España de la transición (¿qué querrá decir Lluïsa Cunillé cuando sitúa a un personaje llamado Rey de España en un burdel la noche del 23-F?). Lo cierto es que el texto desprende una serie de alusiones, como la llegada de un joven que, antes de entrar al burdel, pierde la memoria. No es esto casual, sino que podemos interpretar que el presente se ha desmemorializado a la hora de tratar algunos aspectos de la transición.

La obra decepciona
Aunque el texto sea ambicioso y sugerente, la verdad es que la dirección y la puesta en escena resultan tristemente decepcionantes. Da la sensación que, de una buena idea, se ha hecho una obra soporífera, interminable y casi inaguantable. Ya no sólo porque la obra sea una única escena llena de disparates con un humor bastante descafeinado, sino porque realmente da la sensación de que la obra no avanza: una hora y media estancados en el absurdo. El bordell carece de ingenio y la puesta en escena es fallida hasta el extremo: ¿quién tuvo la brillante idea de poner un lavabo con paredes translúcidas en el escenario y mostrarnos lo que sucede en el interior mediante pantallas de televisión? ¿Y por qué una buena parte de la obra sucede dentro de ese lavabo?

Las interpretaciones, en general, son bastante buenas. Enric Majó hace, seguramente, el papel más complejo y lo hace bien, pero el texto es tan poco dinámico que el personaje acaba muriendo en su propia caracterización (al final resulta agotador oírle gritar tanto). Por cierto, que el buen nivel interpretativo excluye a Chantal Aimée, que parece una principiante atropellada en la sobreactuación. Y muy mal introducido, dicho sea de paso, el personaje del adolescente desmemoriado.

La sensación final es que la idea era buena, prometedora, pero la puesta en escena, la dirección y la interpretación de Chantal Aimée matan la promesa a la primera media hora.

2 comentarios:

Daniel Cunillé dijo...

Hola mi nombre es Daniel Cunillé de Argentina, pero mi familia es de Sabadell y luego de leer los comentarios de las obras de Luïsa Cunillé sentí un gran orgulloso de solo pensar que podemos ser familiares.Mi abuelo se llamaba Baldomero Cunillé y mi abuela Rosa Grangè. Yo sé que tenemos muchos familiares en España y me gustaría contactarme con éllos.Un cordial saludo.danielcunille@hotmail.com

Daniel Cunillé dijo...

Hola mi mombre es Daniel Cunillé, de Argentina y al leer los comentarios acerca de las obras de Lluïsa Cunillé, sentí un gran orgullo de solo pensar que podemos ser familiares, ya que mi familia es de Sabadell. Mi abuelo se llamaba Baldomero Cunillé y sé que sus hermanos quedaron viviendo en España.Por tal motivo me gustaría contactarme.Un cordial saludo.Daniel Ángel Cunillé.