sábado, 3 de noviembre de 2007

"Otra vez el mar", Reinaldo Arenas

Otra vez el mar
Reinaldo Arenas
Tusquets Editores
1ª edición, 2002
Género: Novela
378 páginas
ISBN: 978-84-8310-192-6

Un matrimonio se instala en una casa de veraneo a las afueras de La Habana (Cuba). A partir de ahí los dos personajes empiezan a reflexionar sobre sus temores.

La novela se divide en dos partes. La primera es el discurso de una mujer atormentada por la situación de su matrimonio y por lo que está viviendo la sociedad cubana. Su marido, Héctor, demuestra poco interés en ella y dedica todo su tiempo a leer y escribir. La situación de miseria que viven los cubanos es lo que preocupa a Héctor, que cuando tiene la oportunidad grita sus lamentos aun a riesgo de ser delatado y condenado.

Precisamente ese riesgo es el que teme ella, el que su marido se marche y se quede ella sola con su hijo. No solamente porque pueda ser condenado, sino porque la llegada de un adolescente en la casa de al lado provoca extrañas actitudes en Héctor. Ella no tiene nombre, es casi anónima, no tenemos apenas datos de cómo es, solamente sabemos lo que piensa.

La segunda parte es la voz de Héctor a través de su escritora y a través de él mismo. El aburrimiento que siente con su esposa, el deseo que siente por ese adolescente de la casa contigua… Además leemos el discurso, casi incoherente, del rechazo al régimen castrista.

Ella tiene alucinaciones, está realmente atormentada y es precisamente el discurso que leemos, ese tormento. En el caso de él vamos a leer auténticas abstracciones, incoherencias, pero a la vez la más dura concreción.

En la novela hay un momento en que dice que en el poder de Cuba había un monstruo y alguien se levantó contra ese monstruo. La gente, harta del primero, se aunó con el segundo con todas sus esperanzas, pero cuando el rebelde llegó al poder resultó ser tan monstruo como el primero.

No hace falta ser muy inteligente para saber que el primer monstruo es Batista y el segundo Fidel Castro. En ningún momento se hace mención de ninguno de los dos nombres, pero las alusiones a ambos son constantes, sobre todo sobre el segundo. Y es que el autor ha centrado sus esfuerzos creativos a combatir el régimen castrista.

La novela es precisamente ese combate. La voz de Héctor es en realidad la voz del autor, Reinaldo Arenas, ambos homosexuales y condenados por obligación a sufrir su condición sexual. Había dos opciones, y de alguna manera las sigue habiendo, o tapabas tu verdadera identidad (sexual) y vivías sin ser feliz, o la destapabas y tampoco vivías en libertad porque te mandaban a campos de trabajo.

Precisamente esa es la situación que vive Héctor (Reinaldo Arenas), la angustia de vivir con una mujer a la que no quiere en una sociedad que le atormenta, que le priva de sus derechos más elementales.

El comunismo es un lastre, no es una vía de escape hacia nada. Tan malo es el más duro capitalismo como el más pesado comunismo. Uno debe tener en cuenta el racionamiento alimenticio y en la novela hay imágenes espeluznantes, donde algunos personajes deciden morder sus miembros o los de otra persona para alimentarse debido al hambre. Mientras hacen eso, los militares van ejecutando a los que les apeteve.

Es obviamente una imagen deformada y ridiculizada de una realidad atroz y brutal. En el régimen de Fidel ha habido asesinatos calculados y eso se refleja en la novela, el saber que en cualquier momento puedes ser abatido. Hay por lo tanto una necesidad de libertad en la voz de Héctor, un rechazo ala Iglesia, al comunismo, a la homofobia y a cualquier vulneración de los derechos individuales.

En cuanto a la estructura de la novela, ya comentábamos que estaba formada por dos partes. Si entramos en la microestructura y en el estilo, veremos que la voz de “ella” está escrita de una forma muy seguida, sin apenas descanso para el lector. No hay puntos y aparte, la marca de cambio de capítulo se hace al margen, como de pasada. Nada interrumpe la voz ni el pensamiento de “ella”. El narrador no se atreve a apartar la atención de ella ni un momento. La segunda es más desigual: tan pronto hay páginas sin puntos aparte, como hay poesías, grandes espacios en blanco…

Precisamente la segunda parte es radicalmente diferente a la primera. Es irregular, hay momentos en que apenas podemos descifrar de qué está hablando. Esas incoherencias, de las que ya hemos hablado, son precisamente un reflejo de la absoluta incomprensión de lo que se vive en Cuba. Por esa razón los versos de repente caen en picado, o empiezan a ir hacia arriba, o están escritos al revés… No hay una lógica, lo cual no es de extrañar, ya que en la mente humana no siempre hay claridad cuando estamos en una situación de tormento o angustia. Hay por lo tanto un experimentalismo literario en toda regla.

No obstante, un escritor debe ser cauto cuando se adentra en el mundo del experimentalismo literario, ya que no por introducir nuevas formas, se debe abusar de la bondad del lector. Cortázar, por ejemplo, era de los que lo sabía hacer bien, era capaz de escribir bajo un estilo innovador manteniendo al lector atento en cada página y, es más, haciendo que se volvieran a leer muchas de sus páginas por puro gozo. Pero cuando en vez de releer por disfrute, se relee por un estado de confusión, entonces el lector acaba por desistir o seguir con la lectura con cierta sensación de aburrimiento o tedio. Y es que en Otra vez el mar, ya lo comentábamos, hay momentos en los que leemos páginas y páginas que nada aportan al argumento excepto esa sensación de rareza con la que se refleja la crueldad que vivió el autor en los años sesenta.

Uno tiene la sensación de que no era necesario llenar tantas páginas de esta escritura, porque al lector le acaban sobrando unas cuantas. En cualquier caso el lector no debe pretender encontrar una lógica en todo lo que lee, hay cosas que sencillamente aparecen por que sí.


Si el lector decide leer solo la primera parte, se quedará con una novela absolutamente perfecta. Si quiere, además, leer la segunda (la novela completa), entonces leerá una novela perfectamente construida, pero irregular en cuanto a la capacidad de atrapar al lector. En cualquier caso, una novela que hay que leer.

Finalmente comentar la simbología del mar. El mar es la vía de escape de Cuba, un lugar abierto, un camino hacia otro país, otras libertades. Pero al mismo tiempo un lugar donde puedes morir ahogado intentando marchar. El mar, es a la vez, todo lo que rodea la isla de Cuba, los barrotes auténticos de la isla, lo que te mantienen encerrado. Asimismo el mar es el más fiel testigo de la historia de Cuba, el que siempre ha estado ahí y el que siempre estará. El mar puede ser todo, pero a la vez puede quitarte hasta el aliento.

Reinaldo Arenas acabó exiliándose y, enfermo de sida, acabó con su vida en Nueva York en 1990. En 2007 Fidel Castro sigue en el poder (o eso parece).

2 comentarios:

Víctor Manuel dijo...

Muy interesante y completa esta reseña -- en particular lo que se refiere al asunto de la novela experimental y las exigencias que esta presenta en el lector. Estoy de acuerdo en ese punto, aunque no he leído esta novela de Arenas. Lo que sí sé es que esa novela llega a nuestros tiempos de milagro, porque el autor tuvo que escribirla numerosas veces en contra de los controles del régimen.

Manel Haro dijo...

Gracias, Víctor Manuel, por tu comentario. Efectivamente, Reinaldo Arenas tuvo que escribir la novela tres veces porque el régimen le destruyó los dos primeros manuscritos. Es un ejemplo de lucha y perseverancia.