Un joven huérfano de Nápoles vive muy apegado al portero de su comunidad de vecinos, Don Gaetano. Éste es quien le da lecciones sobre la vida, quien le enseña a relacionarse con las mujeres, a formarse como adulto y a afrontar los problemas de la calle. Don Gaetano se convierte en algo así como un padre para el chico.
El día antes de la felicidad ha vendido ya miles de ejemplares en Italia, llegando incluso a superar a alguno de los títulos de Stieg Larsson. Erri de Luca es un autor de culto, de esos que escriben novelas fuera de corrientes bestselleras, que apuestan desde hace años por un estilo sencillo y sin florituras. Sin ir más lejos, la anterior novela publicada en España, En el nombre de la madre (Siruela, 2007), era un relato transparente y directo sobre la divina concepción de María y el viaje que hace junto a José a Belén, donde nace el niño Jesús.
El día antes de la felicidad es la historia de una relación entre un chico y un adulto. Don Gaetano es de esos hombres que las ha visto de todos los colores y tiene a sus espaldas un saco de experiencias; el muchacho, en cambio, no ha tenido a nadie en quien fijarse y ha pasado gran parte de su tiempo libre leyendo en un sótano. Más allá de los libros, el joven se enfrenta a la realidad napolitana y a los relatos de la guerra de Don Gaetano. Casi sin quererlo, el discípulo se hace adulto a pasos agigantados.
Erri de Luca ha trazado un argumento atractivo, bien escrito. No obstante, a pesar del valor moral que la crítica italiana le ha dado a la novela, no creo que sea para tanto. Estamos ante una novela corta de formación, sí, pero es exagerado decir que encierra grandes lecciones de moral. La sensación que me queda después de leer El día antes de la felicidad es que guarda un argumento atractivo pero el relato acaba resultando demasiado contenido.
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