viernes, 26 de agosto de 2011

Estocolmo sigue siendo criminal en ‘Dinero fácil’



A estas alturas a nadie le sorprende leer una novela o ver una nueva película cuyo tema central sea la violencia en alguno de los países nórdicos. Suena ya repetitivo, pero desde la fiebre Stieg Larsson, Suecia ya no es lo que era, al menos para los que desde el sur de Europa veíamos aquellos fríos paisajes escandinavos como territorios a salvo de la criminalidad. Aunque ya había género negro en Suecia mucho antes de la trilogía Millenium, parece que solo desde entonces el crimen se ha dejado por allí.

Dinero fácil, dirigida por el sueco Daniel Espinosa, se centra en la peligrosa ambición del joven JW, estudiante de negocios que aspira a tener tanto dinero como sus ricos compañeros de clase para estar a su altura y no sentirse inferior ante su nueva y adinerada novia. Por el día es un hombre responsable, inteligente y plenamente centrado en su carrera, mientras que por la noche se pierde por los bajos fondos de Estocolmo para ganar dinero de cualquier modo, como haciendo de taxista clandestino. Ahí, uno de sus enlaces le propone un trato que le hará obtener mucho dinero en poco tiempo, aunque eso significará cruzar una frontera que antes no podía imaginar: entrar en el tráfico de drogas y meterse de lleno en la batalla entre diferentes mafias que luchan por defender su territorio.

La película está basada en la novela homónima de Jens Lapidus, primera entrega de su Trilogía Negra de Estocolmo. Dinero fácil se aleja bastante de las clásicas tramas del género negro sueco en las que hay un asesinato y un investigador (policía, periodista o escritor) tiene que rastrear el pasado de la víctima para encontrar al culpable. Esta trama va más en la línea de las novelas y películas americanas sobre bandas criminales y narcotraficantes, pero con Estocolmo como telón de fondo. No en vano, en su momento la crítica comparó a Lapidus con James Ellroy y Hollywood ya ha comprado los derechos para un remake, dado el éxito de la película en Suecia (medio millón de espectadores en tres semanas).

Pero lo cierto es que lo único nuevo que aporta Dinero fácil es precisamente el hecho de situar una trama que parecía denominación de origen hollywoodiense en Estocolmo, aunque sin la acción de la producciones americanas, lo que provoca que en algunos momentos la película se eternice. En este sentido, el film resulta más bien modesto y el interés se acaba centrando más en la curiosidad por ver cómo el director se desenvuelve en este tipo de películas que en conocer un desenlace que acaba siendo demasiado forzado.


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