Rosa Ribas
Viceversa Editorial
1ª edición, enero de 2011
Género: Novela negra
350 páginas
ISBN: 9788492819560
Nuevo caso de la comisaria criminal Cornelia Weber-Tejedor, el personaje estrella de la escritora catalana afincada en Fráncfort Rosa Ribas. En esta ocasión, Cornelia tiene que investigar una red de tráfico de drogas que opera a nivel internacional y cuyo punto de entrada a Alemania es el transitadísimo aeropuerto de Fráncfort. La muerte por accidente de una empleada de la limpieza al caer por una escalerilla y la aparición del cadáver de una mujer joven con el vientre abierto hacen que la operación policial se active. Cornelia, agobiada por su situación personal, decide escapar de su día a día infiltrándose en la banda de traficantes aun a riesgo de ser reconocida por algún delincuente.
Los asesinatos que aparecen en esta novela solo son la chispa que encienden el auténtico motor que mueve la trama: la red de tráfico de drogas, el caso del que se ocupa Cornelia Weber-Tejedor. Con esto me refiero a que el lector sabe desde el principio quiénes son los criminales porque la autora los pone en las primeras páginas. Lo que Ribas realmente propone es el juego de saber si la comisaria conseguirá su propósito o tendrá que abandonar a mitad del trabajo, si habrá más muertes o no las habrá, quiénes están detrás de esa red y, lo más importante, qué mueve a personas aparentemente inocentes a delinquir.
Lo que cuenta Ribas en la novela es lo que ocurre realmente en varios aeropuertos del mundo. Sin ir más lejos, hace pocas semanas fueron detenidos varios trabajadores de Barajas por el mismo motivo que investiga Weber-Tejedor en En caída libre. Por esa razón, la novela se hace especialmente atractiva, porque nos permite responder a preguntas que probablemente nunca nos hacemos cuando vamos a coger un avión: ¿ese hombre que nos ayuda podría ser un traficante? ¿La mujer que limpia el avión es una simple madre de familia que hace su trabajo o ese empleo es una excusa que tapa una fuente de ingresos mucho mayor? La ficción se alimenta de la realidad, pero a veces ambas conviven en el tiempo y parece que incluso la primera anticipe la segunda.
En caída libre se lee de un tirón, gracias a que la historia es perfectamente factible en la vida real y gracias también a que Ribas ha elegido esta vez centrarse más en los personajes que en complicar demasiado la trama y alejarse quizá de la verosimilitud. He disfrutado leyendo este nuevo caso de la comisaria Weber-Tejedor porque la autora me ha hecho sentir al lado de la protagonista indagando y arriesgando. Espero con grandes expectativas la siguiente aventura.
Los asesinatos que aparecen en esta novela solo son la chispa que encienden el auténtico motor que mueve la trama: la red de tráfico de drogas, el caso del que se ocupa Cornelia Weber-Tejedor. Con esto me refiero a que el lector sabe desde el principio quiénes son los criminales porque la autora los pone en las primeras páginas. Lo que Ribas realmente propone es el juego de saber si la comisaria conseguirá su propósito o tendrá que abandonar a mitad del trabajo, si habrá más muertes o no las habrá, quiénes están detrás de esa red y, lo más importante, qué mueve a personas aparentemente inocentes a delinquir.
Lo que cuenta Ribas en la novela es lo que ocurre realmente en varios aeropuertos del mundo. Sin ir más lejos, hace pocas semanas fueron detenidos varios trabajadores de Barajas por el mismo motivo que investiga Weber-Tejedor en En caída libre. Por esa razón, la novela se hace especialmente atractiva, porque nos permite responder a preguntas que probablemente nunca nos hacemos cuando vamos a coger un avión: ¿ese hombre que nos ayuda podría ser un traficante? ¿La mujer que limpia el avión es una simple madre de familia que hace su trabajo o ese empleo es una excusa que tapa una fuente de ingresos mucho mayor? La ficción se alimenta de la realidad, pero a veces ambas conviven en el tiempo y parece que incluso la primera anticipe la segunda.
En caída libre se lee de un tirón, gracias a que la historia es perfectamente factible en la vida real y gracias también a que Ribas ha elegido esta vez centrarse más en los personajes que en complicar demasiado la trama y alejarse quizá de la verosimilitud. He disfrutado leyendo este nuevo caso de la comisaria Weber-Tejedor porque la autora me ha hecho sentir al lado de la protagonista indagando y arriesgando. Espero con grandes expectativas la siguiente aventura.
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