

Esta directora se ha dejado llevar por la parte más romanticona y cursi de la historia de Chanel. Cuando parece que por fin va a hacer un salto narrativo, vuelve otra vez a detenerse en el amor hasta hacernos perder la paciencia. El relato no avanza ni a tiros. Luego, de repente y quizá fruto de la insuficiencia de esta directora, vemos cómo la protagonista pasa de la nada al éxito sin que sepamos cómo lo ha conseguido. Lo más grave es que pasamos de vestidos encorsetados de principios del siglo XX a otros modelos que parecen diseñados el año pasado.

Del personaje que fue Chanel no aprendemos más que lo que sabíamos. ¿Entonces para qué esta película? Por cierto, en los 110 minutos no aparece ni una sola vez la palabra "Chanel". Ella siempre es Coco. Colocan a Audrey Taoutou como protagonista y a facturar. No me ha satisfecho esta película, que parece más una columna de una revista femenina que un proyecto cinematográfico serio.
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