El autor intenta demostrar con teorías económicas comportamientos humanos como el amor, el sexo, la violencia, el racismo, el juego, etc. Su objetivo es demostrar que detrás de las acciones del hombre, se esconde una lógica, unas teorías que explican exactamente el porqué de su comportamiento. Basta el subtítulo para entender de qué va a ir el libro, Cómo la economía explica todas nuestras decisiones.
Tim Harford tiene la habilidad de enganchar al lector en las primeras páginas –que son las que lee en la librería para decir si compra el libro o no- para luego, a lo largo del libro, aburrirle progresivamente. En El economista camuflado atrapó al lector con estudios y teorías tan interesantes como por qué en Starbucks pagas tanto dinero por un café, cuál es la estrategia del orden de los productos de un supermercado, cuál es la táctica de ubicación de una tienda en el centro de una ciudad, etc. Pero luego se fue a la macroeconomía y el interés decayó, incluso algún lector en los foros lo acusó de “racista” por sus teorías sobre las empresas explotadoras en el tercer mundo. La verdad es que sus ideas eran arriesgadas y peligrosas, dado que venía a referir que estas empresas no deben dejar de tener presencia en países en vías de desarrollo (valga el eufemismo) porque suponen un beneficio para sus trabajadores. No obstante, tildar a Harford de racista era exagerado.
Lo que el lector se encuentra en La lógica oculta de la vida es una estrategia parecida a su anterior libro. Si abrimos las primeras páginas, podemos leer alguna pregunta del tipo ¿cuáles son los costes, beneficios y consecuencias probables de una mamada? Todo esto para desarrollar que en Estados Unidos ha aumentado el sexo oral y que la economía puede explicar el porqué de esta “epidemia”. Así el lector cree que Harford va a dar detalles económicos y lógicos sobre temas tan subyugantes como el sexo, por lo que se lo lleva a casa y, cuando sigue leyendo, se da cuenta que ha comprado un libro que nos lleva al aburrimiento más tedioso.
El autor parte de la idea que la economía puede explicarlo casi todo. El sexo oral, la homosexualidad, el divorcio, el racismo, la violencia, etc. Lo cierto es que aporta unas ideas “lógicas” y “económicas” para explicar estos fenómenos. El subtítulo del libro es Cómo la economía explica todas nuestras decisiones y aquí ya empieza la confusión. No todo puede explicarse a través de la economía, sino a través de teorías tan viejas como la oferta y la demanda, los riesgos y los beneficios, etc. Cuando un asesino va a matar, piensa qué beneficios le va a aportar y qué castigo va a pagar, entonces decide si le sale a cuenta o no matar (¿podemos decir que esto es economía?). Una prostituta hace unas cavilaciones de si debe ponerse el preservativo o no y en este caso, cuánto debe cobrar de más. Un homosexual puede pasar a ser heterosexual si ve que por ser gay puede tener más riesgo de contraer el sida. Estas son algunas de las teorías que circulan por el libro y que pueden resultar absurdas. Decir que uno puede cambiar su orientación sexual en función de si hay más posibilidades o menos de contraer el sida o de si se tiene un pariente con el VIH, es de locos. Tal es así, que hay algún momento en que parece que relacione directamente homosexualidad y sida.
Da la sensación de que detrás del autor se esconde una mente ciertamente anticuada y conservadora, parece que hay ciertos prejuicios contra los homosexuales y las prostitutas e incluso parece que desempolvando viejas teorías económicas, puede explicar ciertos comportamientos naturales del ser humano. Por cierto, que no sabemos si esta ideología rancia es enteramente del autor o la traducción ha ayudado, porque cuando habla del sexo oral (epidemia en cursiva), se pregunta si los adolescentes se han vuelto más “depravados” o si lo hacen para practicar sexo sin correr el riesgo de embarazo. ¿La palabra “depravado” la pone el autor o el traductor?
Creer que la economía puede explicarlo todo es creer demasiado en las teorías de mercado. El amor no puede explicarse a través de teorías económicas, ni el sexo, ni la violencia… No dudo de que puedan explicarse a través de cierta lógica, pero alejada, en todo caso, de las teoría puramente económicas.
Tim Harford tiene la habilidad de enganchar al lector en las primeras páginas –que son las que lee en la librería para decir si compra el libro o no- para luego, a lo largo del libro, aburrirle progresivamente. En El economista camuflado atrapó al lector con estudios y teorías tan interesantes como por qué en Starbucks pagas tanto dinero por un café, cuál es la estrategia del orden de los productos de un supermercado, cuál es la táctica de ubicación de una tienda en el centro de una ciudad, etc. Pero luego se fue a la macroeconomía y el interés decayó, incluso algún lector en los foros lo acusó de “racista” por sus teorías sobre las empresas explotadoras en el tercer mundo. La verdad es que sus ideas eran arriesgadas y peligrosas, dado que venía a referir que estas empresas no deben dejar de tener presencia en países en vías de desarrollo (valga el eufemismo) porque suponen un beneficio para sus trabajadores. No obstante, tildar a Harford de racista era exagerado.
Lo que el lector se encuentra en La lógica oculta de la vida es una estrategia parecida a su anterior libro. Si abrimos las primeras páginas, podemos leer alguna pregunta del tipo ¿cuáles son los costes, beneficios y consecuencias probables de una mamada? Todo esto para desarrollar que en Estados Unidos ha aumentado el sexo oral y que la economía puede explicar el porqué de esta “epidemia”. Así el lector cree que Harford va a dar detalles económicos y lógicos sobre temas tan subyugantes como el sexo, por lo que se lo lleva a casa y, cuando sigue leyendo, se da cuenta que ha comprado un libro que nos lleva al aburrimiento más tedioso.
El autor parte de la idea que la economía puede explicarlo casi todo. El sexo oral, la homosexualidad, el divorcio, el racismo, la violencia, etc. Lo cierto es que aporta unas ideas “lógicas” y “económicas” para explicar estos fenómenos. El subtítulo del libro es Cómo la economía explica todas nuestras decisiones y aquí ya empieza la confusión. No todo puede explicarse a través de la economía, sino a través de teorías tan viejas como la oferta y la demanda, los riesgos y los beneficios, etc. Cuando un asesino va a matar, piensa qué beneficios le va a aportar y qué castigo va a pagar, entonces decide si le sale a cuenta o no matar (¿podemos decir que esto es economía?). Una prostituta hace unas cavilaciones de si debe ponerse el preservativo o no y en este caso, cuánto debe cobrar de más. Un homosexual puede pasar a ser heterosexual si ve que por ser gay puede tener más riesgo de contraer el sida. Estas son algunas de las teorías que circulan por el libro y que pueden resultar absurdas. Decir que uno puede cambiar su orientación sexual en función de si hay más posibilidades o menos de contraer el sida o de si se tiene un pariente con el VIH, es de locos. Tal es así, que hay algún momento en que parece que relacione directamente homosexualidad y sida.
Da la sensación de que detrás del autor se esconde una mente ciertamente anticuada y conservadora, parece que hay ciertos prejuicios contra los homosexuales y las prostitutas e incluso parece que desempolvando viejas teorías económicas, puede explicar ciertos comportamientos naturales del ser humano. Por cierto, que no sabemos si esta ideología rancia es enteramente del autor o la traducción ha ayudado, porque cuando habla del sexo oral (epidemia en cursiva), se pregunta si los adolescentes se han vuelto más “depravados” o si lo hacen para practicar sexo sin correr el riesgo de embarazo. ¿La palabra “depravado” la pone el autor o el traductor?
Creer que la economía puede explicarlo todo es creer demasiado en las teorías de mercado. El amor no puede explicarse a través de teorías económicas, ni el sexo, ni la violencia… No dudo de que puedan explicarse a través de cierta lógica, pero alejada, en todo caso, de las teoría puramente económicas.
Al enfrentarse a este libro, el lector debe tener en cuenta el coste, beneficio y consecuencias probables de leer La lógica oculta de la vida. Se gastará casi 20 euros por leer un compendio de ideas desorientadas y ciertamente pretenciosas sobre temas cercanos a nosotros (el enganche que necesita el autor para vender libros).
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