miércoles, 20 de febrero de 2008

"Los fantasmas de Edimburgo", de Eloy M. Cebrián

Cuando un escritor no demasiado conocido persevera en su intento de publicar sus obras tras tanto portazo editorial, no hay más que reconocer su esfuerzo y animarlo a que continúe. Cuando además lo consigue, resulta tan meritorio, que lo mínimo que podemos hacer es comprar su novela y darle la oportunidad que tantas editoriales le han negado.

Éste es el caso de Eloy M. Cebrián, un escritor albaceteño que ya mostró su enorme calidad con una novela que pasó desapercibida en librerías, El fotógrafo que hacía belenes, publicado por Zócalo Editorial. Aquella novela tenía un argumento tan maravilloso y estaba tan bien narrada, que cuando pasabas la última página, realmente te quedaba una extraña sensación mezcla de vacío -por haber acabado una novela entretenidísima- y de plenitud -por haber formado parte de un argumento tan ingenioso como brillante-. Tuve la fortuna de entrevistar a Eloy M. Cebrián después de leer el libro; de hecho, fue la primera entrevista que hice a un escritor. Todas las primeras veces son especiales, sobre todo cuando te toca una novela de calidad y un escritor agradecido.

Tanto me gustó aquella novela que un verano que trabajé en la librería Fnac del centro de Barcelona, intenté por todos los medios que la distribuidora de El fotógrafo que hacía belenes nos mandara al menos una decena de ejemplares para darlo a conocer. Pero desgraciadamente Fnac no trabajaba con esa distribuidora y no pude ayudar a Eloy M. Cebrián. Él no sabe esto, aunque seguro que lo sabrá a partir de hoy. Eloy, hice lo que pude.

Al poco tiempo me entero de que este autor ha escrito otra novela, Los fantasmas de Edimburgo. Manda un manuscrito al premio Fernando Lara 2007 y queda finalista. El certamen lo gana Sánchez Adalid y Cebrián ve como su novela se olvida. Varias semanas después, se presenta al premio Herralde de novela y vuelve a quedar finalista. Esa edición gana Martín Kohan y Cebrián se queda de nuevo sin publicar. Uno no entiendo que una obra que merece ser finalista, no merezca ser publicada.

Me envió un mail diciendo que pensaba dejar el manuscrito en un cajón y olvidarse, pero le animé, le dije que no podía hacer eso, que lo mejor era seguir luchando, a pesar de los costes de las reimpresiones del manuscrito. Le dije que era bueno y los buenos deben luchar.

Hoy me ha dicho que la editorial El tercer nombre ha comprado los derechos de la novela y que el 14 de abril -día de mi cumpleaños, por cierto, Los fantasmas de Edimburgo (ISBN 978-84-96693-36-4) estará en librerías. La noticia me ha dejado sensación de tranquilidad al ver que el mercado editorial no está loco como para desaprovechar a un escritor de talento. También alegría al ver que Eloy M. Cebrián ha conseguido su objetivo. No hay mayor placer para un escritor que ser leído; una novela no existe si no tiene un lector.

Invito a todos a que a partir del 14 de abril compréis esta novela que seguro valdrá la pena. Es una apuesta segura. Cuando queden pocos días, os lo volveré a recordar. Los genios son genios desde que nacen, aunque tardan en ser reconocidos. En abril renace un talento.

Manel Haro.


Sinopsis de la novela: Al profesor Luis Miguel Ortiz, protagonista de esta historia, no le van bien las cosas. O al menos no le suceden cosas normales desde el día en que un perro callejero eligió su aula para vaciar su estómago y, poco después, fue sorprendido en su despacho en medio de una situación comprometida. A partir de ahí su vida, expuesta sin pudor, cobra la forma de un descenso a los infiernos, con parada en la fantasmal ciudad de Edimburgo, donde tendrá lugar el encuentro con el Ladillas, agente de su destrucción, y conocerá el lado más oscuro de la existencia en el transcurso de un alucinante y alucinado verano. Zigzagueante, divertida, obscena, hilarante, minuciosamente incorrecta, Los fantasmas de Edimburgo constituye un festín de situaciones desaforadas e imprevistas, una bofetada en el rostro de los bienpensantes y un ejercicio de maestría narrativa, que provoca por igual la carcajada y la reflexión, el asombro y el escándalo, pero nunca la indiferencia del lector.

Entrevista al autor en Anika Entre Libros.

6 comentarios:

Vigo dijo...

Leyendo la sinopsis me recuerda un poco a la historia de Wilt de Tom Sharpe. Recuerdo que desternillé de risa cuando el profesor se paseaba con la muñeca hinchable por el campus universitario.
Un saludo
Vigo

La Ley de Murphy dijo...

Bueno, yo soy el autor de este libro al que Manel ha tenido al amabilidad de dedicar esta entrada de su blog. Aparezco por aquí para darle las gracias de corazón y para contestarle a Vigo. Creo que, efectivamente, la novela le debe mucho a Tom Sharpe, pero no sólo a él, sino a otros humoristas ingleses como David Lodge o P. G. Wodehouse que me han influido muchísimo. De todos modos, y pesar de esas influencias que reconozco con orgullo, creo que es un libro muy español en su planteamiento y en su tono. Y también en su sentido del humor. Manel, que es de los pocos que han leído mi anterior novela (me refiero a mi anterior novela para adultos), lo podrá confirmar en su momento, pero creo que este libro tiene mucho que ver con "El fotógrafo que hacía belenes" y por tanto recuerda bastante a Eduardo Mendoza y, yendo un poco más lejos, a nuestra tradición picaresca. El tono es de sátira amarga y bastante salvaje y, en fin, si la leéis espero que os guste. Un saludo.

lapupu dijo...

He tenido la suerte de leer Fantasmas de Edimburgo. Qué decir: para mí es una obra maestra. Punto.
Bravo, Eloy, de corazón.
;)
Estelle.

lapupu dijo...

He tenido el honor de leer la novela de Eloy M. Cebrián hace ya mucho tiempo. Hoy será publicado en El Tercer Nombre. Por fin podrán disfrutarla varios, y no sólo unos pocos.
Enhorabuena, Eloy, ya te dije que era una obra maestra.
Estelle.

Anónimo dijo...

Sharpe, Lodge, Mendoza... Nombres "mayores" entre los que debe figurar Cebrián al menos por esta novela. La crítica hiriente se esconde tras el barniz humorístico. Vale la pena el gasto de 22 €. De todas maneras, más que a Mendoza, a mí me recuerda un tanto en ciertos momentos al protagonista de "Lo mejor que le puede pasar a un cruasán"

Anónimo dijo...

He leído las críticas del libro Los fantasmas de Edimburgo y estoy deseando ir a la librería a por él. Tengo ganas de leer un buen libro y estoy segura de que este no me va a defraudar. Estoy cansada de leer "boom editoriales" que no son merecederes de su éxito.

Espero que Eloy M.Cebrián tenga mucha suerte.