Hace ya algún tiempo –no sabría decir cuánto-, la obra de teatro de Pepe Rubianes, Lorca eran todos, tuvo que ser anulada de la cartelera de teatros de Madrid por la ineptitud de algunos energúmenos. Resultó que aquellas declaraciones que hizo Rubianes en un programa de TV3 sobre los españoles tocó la fibra sensible de los que, seguramente, nunca han mostrado sensibilidad alguna por nada. Aquellos incultos que decidieron juzgar una obra de teatro, que nada tenía que ver con el españolismo actual, por las palabras –desafortunadas quizá- de su director, se perdieron un espectáculo tan abrumador, que pondría los pelos de punta al mismísimo Shakespeare.
Tuve curiosidad por esta obra cuando me enteré del revuelo que se había montado con Rubianes en Madrid. No es que lo que dijera en televisión tuviera algo que ver con el argumento de Lorca eran todos, insisto, pero si de algo se habla, hay que saber de primera mano cuanta más información mejor. Así que me compré una entrada –dos en realidad, iba acompañado de una amiga- y fui al Romea a ver esta obra.
Para empezar algo curioso: el papel de Lorca lo interpretaba una mujer. ¿Se trataría de una excentricidad de Rubianes? ¿Qué quería decir el director con esta decisión? No sé si alguien ha dado ya una explicación pero, sea lo que sea, uno se hace a la idea del significado de esta elección. La escenografia era bastante sobria: una fila de sillas y se acabó. Lo demás era cosa de los actores.
No desvelo ningún detalle del argumento porque la historia que se escenifica son los últimos momentos de la vida de Lorca, que cualquiera puede saber si lee alguna biografía del autor, como la que escribió Ian Gibson. El poeta granadino fue fusilado por los franquistas sin que supiera el afectado exactamente por qué razón lo habían encarcelado. Le metieron dos balazos entre nalga y nalga y calificaron su muerte como “hecho de guerra”. Murió por rojo y homosexual. Durante mucho tiempo la gente criticó a los Rosales por ser ellos lo que entregaron a Lorca a Ruiz Alonso, el desgraciado que lo denunció. Pero Rubianes, haciendo uso del libro de Ian Gibson, pone en escena lo que realmente pasó.
Ruiz Alonso, por cierto, es padre de las actrices Emma Penella –recientemente fallecida-, Elisa Montés y Terele Pávez. Las tres renunciaron al apellido.
Todo este discurso es para decir que el 16 de diciembre se volverá a representar Lorca eran todos en el Casino L’Aliança de Poblenou (Barcelona). Será a las 18:00 horas y el precio va de los 18 a los 22 euros.
Después de que viera la obra en el Romea, quedé tan impresionado, que la volví a ver en una representación que se hizo en Cardedeu. Y en diciembre, por tercera vez, iré a ver Lorca eran todos.
Nadie debe perderse esta obra de teatro, es de esas que te dejan sin palabras al final del acto. Rubianes ha demostrado una prodigiosa habilidad con esta obra, donde cada gesto, cada música, cada palabra, están justamente medidos, están cargados de intención y simbolismo.
Id a ver Lorca eran todos, no os arrepentiréis.
Tuve curiosidad por esta obra cuando me enteré del revuelo que se había montado con Rubianes en Madrid. No es que lo que dijera en televisión tuviera algo que ver con el argumento de Lorca eran todos, insisto, pero si de algo se habla, hay que saber de primera mano cuanta más información mejor. Así que me compré una entrada –dos en realidad, iba acompañado de una amiga- y fui al Romea a ver esta obra.
Para empezar algo curioso: el papel de Lorca lo interpretaba una mujer. ¿Se trataría de una excentricidad de Rubianes? ¿Qué quería decir el director con esta decisión? No sé si alguien ha dado ya una explicación pero, sea lo que sea, uno se hace a la idea del significado de esta elección. La escenografia era bastante sobria: una fila de sillas y se acabó. Lo demás era cosa de los actores.
No desvelo ningún detalle del argumento porque la historia que se escenifica son los últimos momentos de la vida de Lorca, que cualquiera puede saber si lee alguna biografía del autor, como la que escribió Ian Gibson. El poeta granadino fue fusilado por los franquistas sin que supiera el afectado exactamente por qué razón lo habían encarcelado. Le metieron dos balazos entre nalga y nalga y calificaron su muerte como “hecho de guerra”. Murió por rojo y homosexual. Durante mucho tiempo la gente criticó a los Rosales por ser ellos lo que entregaron a Lorca a Ruiz Alonso, el desgraciado que lo denunció. Pero Rubianes, haciendo uso del libro de Ian Gibson, pone en escena lo que realmente pasó.
Ruiz Alonso, por cierto, es padre de las actrices Emma Penella –recientemente fallecida-, Elisa Montés y Terele Pávez. Las tres renunciaron al apellido.
Todo este discurso es para decir que el 16 de diciembre se volverá a representar Lorca eran todos en el Casino L’Aliança de Poblenou (Barcelona). Será a las 18:00 horas y el precio va de los 18 a los 22 euros.
Después de que viera la obra en el Romea, quedé tan impresionado, que la volví a ver en una representación que se hizo en Cardedeu. Y en diciembre, por tercera vez, iré a ver Lorca eran todos.
Nadie debe perderse esta obra de teatro, es de esas que te dejan sin palabras al final del acto. Rubianes ha demostrado una prodigiosa habilidad con esta obra, donde cada gesto, cada música, cada palabra, están justamente medidos, están cargados de intención y simbolismo.
Id a ver Lorca eran todos, no os arrepentiréis.
Manel Haro.
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